Capítulo XVI

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Al fin y al cabo me di cuenta de que suicidarme había sido lo mejor. Total, estaba viendo todas las situaciones que había pasado y aparte, nunca, nunca nadie estuvo a mi lado, nadie me ayudo cuando tuve un problema, nadie me aconsejo que era lo correcto para mí. Pese a todo a nadie le había importado.

El alma me enseño una situación por la que pase a los 16 años antes de morir. Era la época esa en la que si no eras como los demás sufrías. Observe como alguien diferente a los demás se acercaba a hablarme. Justo en el momento en que todo el mundo me olvidó y me abandonaron.

Se dirigió con su blanqueada sonrisa, su metro 1.90 de alto, pensé que lo único que quería era reírse de mí, como hacían todos los demás.

Era tan distinto, creía que era un extraterrestre o algo. Se dirigió tan lentamente... Me tocó el brazo y me dijo su nombre. Pero todos le llamaban Z

-No temas pequeña. Me dijo

-¿Que haces aquí? ¿Vienes a reírte como los demás?

-¿Reírme? Me dijo extrañado.

-Si, como todos los demás.

-Yo soy distinto. ¿Crees que vengo aquí solo para reírme?

Me quede anotada, era la persona que estaba buscando, y al fin la había encontrado. Empezamos a hablar. Y en menos de una semana se convirtió en la persona más importante de mi vida. 

Empecé a llorar desconsolada. Eran lágrimas que por mucho que no quisieses que estuviesen, seguían cayendo.

-¿Por que lloras? Me pregunto el alma.

Lloro porque sé que al menos alguien me sigue echando de menos cuando eso creía que era imposible. Y ahora odio estar aquí, me gustaría decirle todo lo que significo para mí pero eso ya es imposible.

-No del todo. Me replicó el alma.

Un último adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora