Nexo Knights: Lazos rotos (Alfa ClayxOmega Jestro) [Omegaverse] [CANCELADO]

cap8:Celo parte 2 (lemon)

Clay simplemente ignoró las palabras de Jestro y cerró la puerta a sus espaldas, esta vez poniéndole seguro. Cerró sus puños y se apoyó en esta, intentando calmarse. Él soportaba muy bien los celos de los omegas, pero por alguna razón ahora estaba a punto de perder el control. Se dio vuelta, aprisionando las manos del omega y haciendolo gemir del susto.

—¿Crees que te voy a dejar así como así? ¿Qué pasa si llega otro alfa y te marca...? —Clay se acercó peligrosamente al cuello del omega, como tenia el collar solo lamio sobre este—. Te mordería justo aquí... —lamió la zona que el collar no protegia, el inicio de su cuello —. Mh~

Jestro se estremecio y se sonrojo todavia mas (si era posible). Estaba asustado, sabia lo que significaba pero no lo alejo de el. Los efectos de su celo estaban llamando a gritos por sexo y ser tocado.

—C-Clay~ —Jestro se estremecio en una combinacion de miedo, su mas profundo deseo y lujuria en esos momentos: Ser tocado por el alfa que estaba al frente aun asi siguio tratando de resistirse —. N-No...~ P-Porfavor...~ Aaah~

—Mgh... entonces deja de liberar tantas hormonas, Jestro~ —sus manos se dirigieron hasta sus piernas, abriendolas nuevamente para tener acceso a ese lugar tan preciado—. Jestro... déjame calmarte aunque sea un poco... —su mano bajó hasta su entrada, tanteando es lugar y mojando sus dedos. —Vaya... —le quitó los pantalones por completo de un solo tirón, acomodandose mejor—. Estás demasiado mojado...

—C-callate... Aaah~ N-No es mi culpa y lo sabes!

Jestro gimio de placer al sentir las leves caricias de Clay en su zona intima. Estaba perdiendo el control y poco a poco su cuerpo se estaba entregando al alfa. Eso era lo que mas lo asustaba... Sin darse cuenta unas lagrimas empezaron a caer de sus mejillas. Todo por culpa de la mezcla de sensasiones. Miedo y deseo casi por igual, los dos por la misma razon.

—C-Clay~ N-No~... Aah~! N-No quiero...

Su cuerpo hasta empezaba a dolerle, llamaba con fuerza a la hombria de Clay y ser penetrado pero a la vez su parte racional le repetia una y otra vez lo que esos chicos casi le hicieron... Tenia miedo de que Clay lo violara contra su voluntad, despues de todo esos deseos carnales solo eran producto del celo... Jestro siguio llorando y cerro sus ojos con fuerza.

—Mh —al ver las lágrimas del omega, Clay paró en seco. Con su mano libre le limpió las lágrimas mientras el omega lo veia todavia asustado —. Jestro, tranquilo, no llores. No te haré nada que no quieras... lo siento por ser... algo impulsivo, es que tu olor me llama. Eres lo más hermoso que he visto en mi vida, desde que éramos niños, incluso ahora, me siento feliz a tu lado, siento que quiero estar contigo por siempre. Jestro, creo que me gustas... sé que no te sientes igual, sé que tu miras a otra persona, pero aunque sea por esta vez, permíteme hacer lo que debo hacer.

Clay se acercó de a poco a los labios de Jestro, probándolos por fin. Su primer beso con él, era mágico, sus labios eran lo más delicioso que había probado. Mierda, era demasiado para él y su amigo asfixiado en sus pantalones.

Jestro abrio mucho los ojos. Sin saber si fue por los efectos que sufria del celo o deseo propio fue sediendo poco a poco hasta devolverle el beso mientras sus brazos lentamente rodeaban el cuello del alfa. Se sentia perfecto, los lavios de Clay contra los suyos era una sensacion que jamas espero sentir con alguien quien no fuera su enamorada... No. Esto era aun mejor de lo que nunca soño. Solo ese beso basto para romper el fino hilo de razonaniento que le quedaba a Jestro. Su cuerpo se apego al de Clay, llamandolo desesperadamente mientras sus manos se introducian debajo de su polera para tocar sus musculos perfectos.

El alfa no se quedó atrás, volvió a su tarea de acariciar al omega. Alzó su camisa, buscando con su mano los ya erectos botoncitos, masajeándolos y pellizcándolos, eran tan suaves que no se lo creía, y sabía que al omega le gustaba, lo podía oler ademas de verlo retorcerse del placer. Se separó del beso, llenando sus pulmones de aire, le volvió a besar, mordiendo son suavidad su labio inferior. Bajó sus besos por sus mejillas, pero en su cuello se encontró con el molesto collar, nada podía hacer más que besar la piel expuesta. No se demoró mucho en sacar su propio miembro, erecto completamente y para nada pequeño, 23 o más centímetros que presumir.