Complicated || Brian Jones

IV: Vuelo 505

Mordía mis uñas, estaba nerviosa. El vuelo se había retrasado un poco y no tenía con quien hablar; Lou me había dejado en la entrada y no había podido seguirme después de pasar por todos los controles hasta llegar a las puertas de abordaje de mi avión, en donde había asientos para esperar y había un par de personas recostadas durmiendo de lo más bien. Llevaba conmigo solo una maleta y un bolso de mano con mis documentos y cosas esenciales. En la maleta me había asegurado de meter todos mis vestidos, pues incluso en Inglaterra estaba comenzando a hacer calor. No quería ni imaginar cómo sería el clima en California, así que me aseguré de llevar cosas frescas. Louise se encargó de meter sombreros y accesorios diciendo que en el festival los necesitaría para estar "en onda".

Días antes de viajar me había enterado de que The Who era una banda confirmada para Monterrey y casi salto de cabeza al suelo de la alegría. Tengo veinticuatro, pero en ese momento volví a los quince, y creo que me puse a escuchar un disco de ellos con la expectativa de que en el futuro los vería y oiría en vivo, y lo mejor de todo es que sería una realidad.

Tan solo tenía que cumplir con el pequeño detalle de cuidar a Brian, convertirme en su sombra, pero ¿Qué va? Si él es capaz de portarse bien por una semana, mi trabajo será solo pasarla increíble, o eso es lo que me dijo Louise cuando comencé a dudar del viaje por enésima vez antes de llegar a este momento.

— ¿Primera vez?

Me giré hacia la derecha y vi a una señora de unos cuarenta años, esbelta, hermosa, estilizada y que estaba dirigiéndose hacia mí. Me sentí como un estropajo a su lado, pues llevaba un abrigo que sospeché que costaba más que todo lo que llevaba en mi maleta y su maquillaje era tan perfecto que llegué a pensar que era una actriz.

No más famosos, por favor.

— Sí — contesté, insegura. Una mujer así no debería hablarle a extraños de poca clase, pensé. La vi sonreír.

— Te gustará California — me aseguró.

— Eso espero, aunque voy a trabajar — expliqué brevemente, luego miré hacia adelante, evitando su escrutinio.

— Te ves tan joven como para viajar por trabajo y no para divertirte y conocer — pareció horrorizarse. Bueno, mujer, mis padres juran que soy una niña de bien que está trabajando en lo suyo, investigando a los más grandes filósofos, enseñando en la universidad o editando mi primer libro, pero la verdad es que estoy en la ruina y Allen Klein me ha enredado en sus tonterías con esa banda que prefiero no mencionar cuando hablo con extraños, le contesté mentalmente, pero por fuera me limité a sonreír escuetamente.

— Voy a cuidar a un hombre que no puede cuidarse a sí mismo — bromeé.

— Estás describiendo a más de la mitad de la población masculina — me siguió la corriente. En toda mi vida había conocido a alguien tal. Sé que está mal, pero siempre juzgué a las personas que se ve que tienen dinero porque sí; pensaba que eran mal educadas, groseras y altaneras. Personas que no se rebajarían jamás a hablarle a otras que no estuvieran en su mismo nivel.

Pero esta mujer era un dulce. Me miraba como si fuera una hija y me sonreía amablemente cada vez que levantaba la mirada y la veía. Hablar con ella, de pronto, hizo que mis nervios se esfumaran y mi mente se enfocara en otra cosa. Fue justo lo que necesitaba y estaba agradecida por ello.

— Sí, lo sé, pero este hombre en particular está medio loco y no puedo quitarle el ojo de encima, ese es mi trabajo — confesé entre bromas. Ella asintió, entendiendo la situación.

— Entiendo, pero algo tendrás que ver del paisaje — razonó ella. — Mientras ese loco no se te escape.

Sin poder evitarlo, reí junto a ella. Me pregunté si conocería a los Stones, si los habrá escuchado alguna vez, o si es más una dama de jazz y blues y no le interesan los chicos malos del rock. Imaginé que tal vez le gustaban los precursores de la música que ellos hacían, algo más clásico, de salón. Me imaginé tantas cosas viéndola, incluso cómo fue su juventud. Supuse que muchos debían haber muerto por ella y me pregunté también qué se sentiría tener tal poder sobre los otros.