II: Será mejor avanzar

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RING —

Me desperté de golpe. Esta vez no hubo necesidad de empezar a desperezarme antes de coger el teléfono porque estaba consciente de que no debía haberme quedado dormida en primer lugar. Di un salto en el sofá y el teléfono dejó de sonar con rapidez, pero no porque hayan colgado, sino porque habían contestado desde este lado.

— ¿Sí? — me pasé una mano por los ojos y vi la espalda de Brian, quien estaba al teléfono. — Sí... no estaba en casa. No, ni idea que habías llamado. No necesitabas hacerlo.

Se volteó y nos miramos. Me envió una mirada tan expresiva que solo con eso entendí que no debía ni moverme, sino que esperar hasta que acabara. Él definitivamente no quería que la persona al teléfono, probablemente Allen, el tipo que me envió a buscarlo en primer lugar, supiera lo que había pasado y tenía mucho sentido.

¿Qué pensaría si supiera que casi muere? Eso tendría consecuencias.

— ... ¿Y por qué tienes que saber dónde estoy en todo momento? Sé cuidarme solo — sí claro, amigo, sabes cuidarte muy bien, por eso casi te vas al otro mundo anoche, pensé mientras miraba a mi alrededor. El hombre tenía su apartamento todo arruinado y tan solo habían pasado cuatro días. — Sí, está bien... — suspiro. — ¿Qué quieres ahora? Ah... Vitalie.

Alcé la mirada cuando mencionó mi nombre.

— Sí, claro que sí. No, no... bien, adiós. — finalizó sin darme pistas de por qué mi nombre salió en la conversación. Colgó el teléfono y volvimos a mirarnos.

— ¿Qué haces aquí? — me preguntó.

¿Acaso está bromeando?

Fruncí el ceño y esperé, pensando que luego me diría algo así como: sí, ya sé que la cagué, pero no le digas a nadie, eso sería muy malo para mí. Nada como eso llegó a mis oídos, él solo esperaba por mi respuesta.

— ¿No recuerdas nada de ayer? — pregunté. — ¿Cómo? — añadí, pero esto último fue más una pregunta retórica que una de verdad. Brian caminó hacia mí y se sentó en el sofá frente al que yo ocupaba, juntando sus manos sobre sus piernas.

— Supongo que puedo juntar todas las piezas sin ti. Lo único que no entiendo es por qué estás aquí — explicó. — Te dije que...

— Que estaba despedida, sí — lo interrumpí.

Maldito bastardo mal agradecido.

— ... y me retracto. Allen quiere que te quedes — murmuró.

Tenía los dientes tan juntos que podría haberlos quebrado perfectamente.

— No voy a seguir trabajando para él si tengo que verte la cara. — dije. Lamenté, un segundo más tarde, ser así de directa, pero aún estaba un poco amargada porque, al parecer, el hombre podía juntar todas las piezas, como había dicho, pero no podía pensar que tal vez estaba aquí porque me obligaron a salvarlo de la muerte.

Vaya, Vitalie, ahora salvar a alguien de morir es obligación. Algo que pensaría solo si es Brian Jones.

— Bien — contestó él, contagiado con mi rabia, o alimentando una propia. Se levantó del sofá con rapidez y avanzó unos pasos, luego se devolvió por los mismos y me miró con desprecio. — ¿Y? ¿Qué esperas? ¡Sal de aquí!

Me levanté con la misma impetuosidad y lo aparté del camino murmurando venenosamente:

— Debí haberte dejado morir, pero no te preocupes, Allen no sabrá que eres un miserable sin control al que deben cuidar como a un bebé cuando se pasa con sus drogas. — caminé hacia la puerta de salida, pero esta vez recordé algo fundamental: las llaves. Me detuve y comencé a hurgar mi bolso hasta que las encontré y las lancé sobre una mesita que había a un costado, en el vestíbulo.

Complicated || Brian JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora