XII: Conexión

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Desperté con un gran dolor de cabeza y al abrir los ojos me percate de que esa no parecía mi habitación. Miré hacia ambos lados y me encontré con Brian mirándome desde una silla que parecía incómoda para que estuviera sentado del modo en el que estaba, pero no se veía enfadado, se veía sereno, como si hubiera estado esperando todo este rato. Nos miramos durante un rato y me dejé caer sobre la cama nuevamente, avergonzada; ya no estaba ebria y recordaba muchas cosas. Pésima señal.

— ¿Qué hora es? — pregunté.

— Casi las cinco de la mañana — contestó. Desvié la mirada hacia la ventana y por entre las delgadas cortinas se podía vislumbrar algo de la noche y la luz de la luna. No me estaba mintiendo, aún no amanecía siquiera.

— ¿Estuviste intentando dormir en esa silla? — seguí.

— No — se detuvo. Lo vi vacilar. — Tengo problemas para dormir últimamente.

Le había costado decir eso.

— Oh — nos quedamos en silencio. No quería incomodar, pero me urgía preguntarle por qué, o desde cuándo, o si seguía consumiendo esas drogas que tanto mal le hacían cuando estábamos en Londres. — ¿Es muy malo?

Y claro, decidí hacer la pregunta que sonó más estúpida.

— No, algunas veces veo el amanecer, eso es siempre bueno — contestó calmadamente. Le sonreí y me toqué la cabeza. — ¿Duele? — me preguntó.

— Un poco... Lo que más lamento es apestar a alcohol — opiné.

— Estoy acostumbrado — sonrió. Era una broma bastante amarga, pero me hizo reír.

— Siento que fui solo con el objetivo de emborracharme y me perdí casi todas las bandas que estuvieron hoy. Fui un fiasco — me quejé. Lo único que recuerdo es algo de Jefferson Airplane y otra banda que no conozco, pero no me agradó. Fue una tarde confusa, además de corta, porque llegué casi al final.

— No te perdiste de mucho. Lo fuerte viene hoy, así que mi consejo es que no te pases de copas otra vez — dijo. — Estaré presentando a Jimi Hendrix.

Volví a sonreír. Quería preguntarle si no se arrepentía de estar conversando conmigo otra vez, si no le estaba aburriendo, si no quería recordar su plan de "no te conozco". Si supiera que lloré antes de dormir luego de aquello, que desperté pésimo y me quedé en la cama hasta muy tarde después de hablar con Allen. Si tan solo supiera que estaba muy contenta de poder saber datos tan mínimos y tontos que solo está compartiendo conmigo como por ejemplo que va a presentar a Jimi Hendrix mañana.

— ¿Por qué no subes y tocas algo? Estoy segura de que podrían darte el instrumento que quieras — observé. Él negó.

— No quiero, vine a observar.

— Y todos te van a observar a ti cuando estés presentando a Hendrix.

Suspiró.

— De hecho, ayer antes de que terminara haciéndome cargo de tu borrachera, en la apertura del día, The Animals presentaron una canción sobre el festival y me mencionaron. Me sentí observado — bromeó.

— ¿Qué decía la canción? — curioseé.

Miró hacia abajo y jugó con sus dedos, parecía un niño.

— "Su Majestad el Príncipe Jones sonreía mientras se movía entre la multitud" o algo así. — murmuró. Reí, pero con encanto, estaba feliz por él y me lo imaginé instantáneamente en sus vestimentas reales, todos esos colores, la capa, las botas. El ícono de la moda de la década.

— Pues tienen razón, eres un príncipe... — lo piqué.

— ¿Estás ebria aún? — respondió, a la defensiva. Me sentía ebria, pero no lo estaba. Era una sensación distinta en la boca del estómago. Negué con la cabeza y permití que me siguiera observando como un médico experto en borracheras. — No soy un príncipe.

Complicated || Brian JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora