XIII: Libertad

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Nunca hubiera pensado que las cosas se darían vuelta de este modo. Brian cuidando de mi borrachera anoche, Allen regañándome por dormir hasta tarde nuevamente y yo más tranquila de lo que había estado en toda la semana. Al menos sabía que Brian no me odiaba y seguía dirigiéndome la palabra, eso me hacía sentir un poco menos culpable de todas las cosas que había hecho por dinero y por su estúpida banda. 

Terminé de darme un baño, lavar mi cabello y quitarme ese aroma a trasnoche y alcohol y decidí llamar en un momento a Louise ya que no lo había hecho en días y quizás charlar con ella despejaría un poco más mi mente.

Me senté en la cama aún secando mi cabello con la toalla y marqué el número a larga distancia, aceptando los cargos por el hotel —cargos que pagaría Allen, por suerte— y al poco rato ya estaba charlando con ella sobre todas las locuras que habían pasado. Me aliviaba tanto tener a quien contarle que las cosas no eran como parecían y que ahora ya no cuidaba de Brian, sino todo lo contrario.

— Vas a ir al festival con él ¿Estás demente? — gritó entonces.

— No, Lou. Es decir, solo dijo que fuera y que podía conseguirme un asiento frente al escenario y eso me vendría muy bien ¿Sabes?  — expliqué, algo nerviosa después de sentir que me estaba cuestionando. — Quizás ya se le olvidó lo que sucedió ayer... eso de haberme alejado de los amigos que conocí aquí y todo el asunto de mi borrachera. 

— Esos chicos te estaban cuidando, Vita — observó ella. — Si no quieres que comiencen a preguntar quién eres, mejor quédate con ellos y espera que todo acabe para hablar con Brian como sueles hacerlo, a solas.

Me pregunté si siempre tendría que ser así.

— Ya sé que los chicos fueron buenos conmigo, pero también quiero... — me quedé callada, sintiéndome un poco tonta y avergonzada. — Quiero ver a The who de cerca, la verdad. Brian me daría ese privilegio sin siquiera habérselo pedido ¿Entiendes?

La escuché suspirar, ¿Acaso podía oler mi mentira a tantos kilómetros de distancia? No le iba a decir para nada que lo que quería era estar cerca de él nuevamente, porque quizás ni siquiera era eso y mi mente me estaba jugando malas pasadas respecto a lo que siento, pero una gran parte de mí se sentía extrañamente bien al recordar que él quería que yo estuviera allí... cerca.

— Siempre supe que lo amabas — comentó ligeramente. Fue como si mi corazón se detuviera o algo, pero lo sentí en el pecho y luego enrojecí, mi cara era fuego vivo.

— Amar es una palabra fuerte — dije. La escuché reír con encanto.

— ¿Ni siquiera lo niegas?

— No lo 'amo', Louise — gruñí, enfadada por su mal interpretación de mis palabras. — ¿Y por qué dices que siempre lo supiste? ¿No te bastaba con escucharme decir pestes de él todos los días?

— Entre tanta peste se te escapaban comentarios dulces, muy dulces — observó. — Y no tiene nada de malo, excepto que él es una persona complicada, ya sabes... Anita, los hijos perdidos, la violencia.

Me mantuve en silencio y dejé la toalla de lado. Tenía razón.

— Yo más que nadie debería saber cuándo alejarme de alguien así — murmuré amargamente. ¿Cuántas experiencias con los hombres me faltarían para aprender? Incluso Brian lo había dicho hace menos de 24 horas, es una persona que ha hecho cosas horribles, haciéndolo horrible a él.

— No es tu culpa — respondió ella. — Ve al festival y asegúrate de que Brian te presente a The Who, pero cuidado... si te enamoras de Keith Moon será tu fin, ese es cien veces peor que cualquier hombre que haya pisado la tierra, incluyendo al rubiecito ese.

Complicated || Brian JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora