XI: Conejo Blanco

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Sábado | Segundo día de festival

Cogí el teléfono porque no paraba de sonar y escuché a quien estaba del otro lado llamando como si el mundo se fuera a acabar hoy mientras me frotaba los ojos. Sinceramente, ni siquiera sé qué día es hoy y los ojos dolían al intentar abrirlos.

Consecuencias de haber llorado por horas la noche anterior.

— ¿Dónde diablos estabas? No me digas que ayer te embriagaste — entornar los ojos me dolió más de lo que pensé. Suspiré.

— No, Allen. No me embriagué... bueno, bebí un par de cervezas. Brian está bien, creo que hoy me quedé dormida, ¿Qué hora...? Olvídalo, por allá es distinto... — balbuceé.

— ¿Qué te parece las dos de la tarde, querida? Tengo los relojes configurados para saber qué hora es allá — me regañó.

Eso me hizo saltar y sentarme en la cama en tiempo record. ¿Dos de la tarde dijo?

— Mierda... — murmuré con el ceño fruncido. — Tengo que colgar, me daré una ducha e iré al festival o a comer.

Oí que bufaba al otro lado del teléfono, pero me daba igual, incluso me gustaba el hecho de que no supiera que ahora era él el engañado y Brian lo sabía todo, me daba una extraña sensación de satisfacción que ahora me estuviera pagando por nada.

— Ve a ver a...

Le colgué. Era liberador sentir que no le tenía miedo, pero al mismo tiempo cuando me quedé sola con mis pensamientos todo volvió a caer sobre mí y me tumbé otra vez en la cama. Diez minutos y me levanto, me doy un baño, me pongo un lindo vestido y voy por algo de comer antes de encontrar a los demás en el festival.

No es como si fuera tan tarde...

* * *

— ¿De qué me perdí?

Sí, había corrido desde el hotel hasta el festival, tampoco era una gran distancia, pero estaba jadeando y todo el grupo se volteó a verme como si fuera una atracción de feria.

— ¿Qué diablos...? ¿Alguien te estaba siguiendo? — preguntó Frederick.

— ¿Te asaltaron? — dijo Jan, preocupada.

— No, no... me quedé dormida — expliqué.

— ¿Hasta las seis de la tarde? — preguntó Bobby, quien lucía un poco mareado ya. Supuse que habían estado bebiendo hace horas así que todos tenían alcohol en la sangre.

— Sí — respondí con una mueca amarga. — ¿Alguien tiene una cerveza?

Frederick me pasó una, todos seguían mirándome en silencio.

— ¿Y? ¿De qué me perdí? — insistí, esperando que dejaran de verme así.

— Unas siete u ocho bandas y mucha cerveza — respondió Mary. — Así que bebe.

Cuando todos comenzaron a corear "bebe" de una forma muy sincrónica e insistente, terminé por bajar la botella de cerveza en un par de segundos y luego levanté la botella vacía en el aire mientras vitoreaban. Volvíamos a estar cerca de los asientos que están frente al escenario por lo que pasé mi mirada por todo el lugar y lo vi.

Jimi Hendrix estaba a su lado.

— Dame otra — bufé. Frederick me quitó la botella vacía y me entregó una nueva. — Si me voy a emborrachar necesito que sea de verdad, todavía recuerdo lo que hice ayer — gruñí.

Debí haber estado más ebria ayer, así al menos justificaría que no recordaba lo que me había dicho o algo así y podríamos volver a hablarlo.

¿Por qué? No sé.

Complicated || Brian JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora