Catorce

5.4K 513 212
                                    

Cuando Harry se separó yo aún seguía con los ojos cerrados.

“Vamos, Addie”, dijo tomando mi mano. “Tendremos que caminar hasta la casa de mis tíos. Les dije que se llevaran el auto así que…”, dejó la frase en el aire y asentí sonriendo. Me dio un apretón y comenzamos a caminar sin soltarnos las manos.

“Perdón por arruinar tu diversión”, hablé después de un rato. “No quería que los dejaras y vinieras conmigo, pero te vi saliendo y… No lo sé. Me sorprendió”. Fingí mirar algo en el suelo para que Harry no notara mis mejillas rojas.

“¿Te sorprende que haya venido a un bar? Los viejos también nos divertimos”. Soltó una carcajada y disminuyó la velocidad de su caminar.

“No es eso. Es que no pensé… Uhm, no eres vi-viejo”, tartamudeé. Mi cara se calentó más cuando traté de explicarme, haciéndolo reír más fuerte.

“Está bien, niña. Trataré de olvidar eso. Pero quiero que sepas que soy muy enérgico, tan sólo hace falta enlistar lo que hice hoy”. Sonrió burlón y dejó de caminar, haciéndome detener a su lado.

“¿Y qué hiciste? Yo no mucho. En realidad solo fui a la feria”.

“¿Qué tal te fue?”, preguntó en voz baja y no pude evitar recordar la cálida sensación de su pecho bajo mi cabeza. “Yo la pasé genial ahí”. Soltó mi mano y deslizó la suya hasta mi hombro.

“Yo también”, susurré con los ojos cerrados. Sus dedos comenzaron a masajear mi hombro muy lentamente haciéndome delirar. Intenté alejarme porque su caricia me ponía nerviosa, pero Harry dio un paso más cerca y recargó su frente en la mía.

“¿Por qué?”. No contesté, lo único que se me ocurrió hacer fue pegar mi boca a su labio inferior. No sé de donde salió el coraje para hacerlo; podía culpar al momento o a Harry por ser tan increíblemente irresistible, o simplemente podía admitir que lo hice porque tenía ganas.

Pareció sorprendido pero al instante se recuperó y subió ambas manos hasta mi cuello. Sus dos pulgares se posicionaron bajo mi barbilla mientras que el resto de sus dedos apretaba suavemente mi nuca.

Después de un momento empujó mi rostro hacia atrás, deshaciendo el contacto.

“¿Querías besarme?”, preguntó bajando la cabeza. Asentí y tragué saliva con dificultad. No podía pensar. No mientras la nariz de Harry paseara de arriba hacia abajo por mi cuello, haciéndome desconcentrar. Inhaló profundamente en el hueco entre mi cuello y hombro y se separó. Miró a los lados e imité su acción.

Estábamos en una de las aceras del parque. Todo alrededor estaba oscuro; las luces de las casas estaban apagadas (a excepción de algunos porches iluminados) y sólo la tenue luz de las farolas guiaba nuestro camino.

Lo escuché suspirar y un momento más tarde me abrazó por los hombros. Ninguno dijo nada sobre lo ocurrido minutos atrás, solo caminamos en silencio hasta llegar a casa de los Lexington. En parte estaba agradecida por ello. No sabría como reaccionar si Harry hacía algún comentario sobre mi arrebato.

“No quiero ir a mi casa”, dije en voz baja. Harry dejó la puerta del auto abierta y subí. “En verdad que no”.

“¿Por qué no? ¿Pasa algo? Sabes que puedes confiar en mi, ¿cierto?”. Su voz aterciopelada llegó a mis oídos y tuve que fijar la mirada hacia el frente para que no notara mis ojos llorosos.

“No me siento bien”, respondí. No le quería contar lo que me pasaba. ¿Qué pensaría de mi después de saber que mi papá era lo suficientemente cobarde para abandonarme sin ninguna explicación y que mamá me odiaba a tal punto que me culpaba por la partida de papá? Sin duda creería que mi familia es una porquería comparada con la suya.

“Hagamos algo”. Se arrodilló al lado de mi asiento y puso una de sus manos sobre mi rodilla, apretando con delicadeza. “Demos una vuelta y después, si te sientes mejor, te llevaré a tu casa”.

“¿Y si aún no me siento bien?”.

Dudó un momento antes de decir: “Entonces te haré sentir mejor”.

Adelaide |HS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora