Siete

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No negaré que ver a Noreen dentro del auto, a la espera de Harry, me turbó. Creí que estaría con sus amigos, no con él. Sin embargo, no lo culpaba por fijarse en ella, eran casi de la edad y es probable que antes de que él se mudara a América tuvieran una historia.

El resto de la noche pasé dando vueltas en la cama, tratando de convencerme que estaba despierta porque me dolía el estómago y no porque estuviera esperando que Noreen llegara a dormir. Desperté pasado el medio día, mi humor no era el mejor y eso era debido a mi hermana.

Tomé mi celular después de tallar duramente mis ojos y leí un mensaje de mi madre:

Salí a hacer unas vueltas. Me fui porque no pude despertarte. No olvides que día es hoy.

Lancé mi celular a la cama y suspiré recordando: hoy era el día de la semana que surtían la tienda de frutas. Normalmente mamá y yo íbamos allí después de tomar el desayuno, pero como desperté muy tarde tendré que caminar hasta allá y traer todo yo sola.

Apreté fuertemente los ojos y me obligué a levantarme. Cambié mi pijama y me cepillé los dientes antes de salir de mi habitación.

Bajé las escaleras lentamente, deslizando mis dedos por el barandal, pensando como luciría mi papá cuando regresara, ¿se habrá dejado crecer la barba?, ¿o se habrá cortado el cabello? La última vez que nos vimos se lo había dejado un poco más largo, tratando de lucir atractivo para mamá.

Los recuerdos se vieron interrumpidos momentos más tarde, cuando ponía el pie en el último escalón. Todos los pensamientos coherentes se borraron de mi mente y fueron remplazados por total asombro. Frente a mis ojos, sentados en el sillón que papá usaba para leer el periódico, se encontraban Noreen y un tipo que había ido a casa un par de veces junto al grupo de amigos de mi hermana. Era alto, algo fornido y creo que se llamaba Kyle.

Me quedé estática, sin saber qué hacer. Mis piernas se negaban a responder, manteniéndome firme en mi lugar. Mis ojos estudiaban intrigados cada uno de sus movimientos, observando la manera en que Noreen enredaba sus brazos detrás del cuello de Kyle mientras el sobaba sus muslos una y otra vez, levantando su falda con cada movimiento. Duré varios minutos contemplando la escena que tomaba lugar en mi sala, hipnotizándome con sus toqueteos. La manera en la que Kyle empujaba la cadera de mi hermana hacia el frente, presionándola aún más cerca, el sonido de sus labios chocando y los pequeños gruñidos brotando de sus bocas.

No parecieron notar mi presencia, porque de haberlo hecho seguramente Noreen habría dejado de besarlo de esa forma. Cerré los ojos con fuerza y me dirigí a la puerta trasera, no quería arriesgarme a ser descubierta, ¿qué pensarían de mí sí me atrapan espiando?

Me alejé de la casa encaminándome al pueblo. Me sentía sucia y molesta, y no podía dejar de repetirme que no debí quedarme mirando. Pero si yo me sentía mal, Noreen tendría que sentirse peor: ella era una idiota irrespetuosa. ¿Dónde estaba su educación? Aún no me creo que estuviera haciendo esa clase de cosas, ¡y sobre el sillón de papá!

Adelaide |HS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora