Capítulo 4: La llegada de los demonios

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Esa noche, Jericho no pudo dormir debido a lo bien que la había tratado Ban esa tarde.

-¿Acaso será que yo también le guste?-pensó-No haría eso si no fuese alguien importante para él. Pero,¿está esto bien? ¿Puede un Caballero Sagrado como yo ser la novia de alguien como él? Y si Elaine despierta, ¿qué pasará conmigo?

Todos esos pensamientos la mantuvieron despierta y no pegó ojo. Al día siguiente, la chica fue a buscar agua para continuar con su camino, pero cuando volvió, Ban ya no estaba.

-¿Adónde habrá ido?

Jericho fue a buscarlo al río y lo encontró pescando.

-¿Ya has despertado?

-No, he estado despierta toda la noche-respondió.

-Ya, yo tampoco pude pegar ojo, no puedo dejar de pensar en Elaine.

Al oír esto, Jericho sintió celos, igual Ban no se fijaría en ella porque ya tiene a Elaine.

-Ban,¿tanto quieres a Elaine?

-No lo sé, si no hubiese muerto...

La chica, sin saber lo que hacía, abrazó a Ban.

-¿Qué haces?-preguntó él.

Jericho saltó y pidió disculpas.

-Lo siento, me he dejado llevar, es que...

-¿No puede una amiga tratar de consolar a otro?-rió Ban burlón.

-No...no te rías, es...vergonzoso...

-De acuerdo, dejaré las bromas, a fin de cuentas, me caes bien.

-Sé que traté de matarte al principio y...

-Tema olvidado-dijo el Pecado de la Codicia-¿Desayunamos algo? No consigo pescar nada.

El camino hacia el poblado más cercano fue en silencio, ninguno de los dos hablaba y Jericho no podía dejar de mirarlo. Ban se dio cuenta de esto y le hizo una pequeña broma, pero ella se rió.

Cuando terminaron de desayunar, se pusieron en camino, cuando Ban sintió una presencia.

-Vaya, vaya, si es uno de los Pecados Capitales.

Cuando Ban miró en dirección de la voz, encontró a un demonio alto, con armadura roja y portaba un gran arma.

-¿Eres uno de los Mandamientos?

-Veo que estás bien informado, así es, soy Galand de la Verdad.

-Ten cuidado Ban, este tipo es peligroso-dijo Jericho.

Tú eres la que tiene que tener cuidado, dudo que puedas vencerlo.

Galand atacó a Ban sin pensarlo, pero Ban lo esquivó fácilmente y le pegó una enorme patada haciendo que el demonio retrocediese.

-No está mal-dijo él.

-Aún no has visto todo mi potencial-dijo Ban orgulloso.

De pronto, un ataque vino en dirección a Jericho y Ban se puso en medio recibiendo el impacto.

-¿Estás bien?

-S...si-titubeó ella y dirigió su mirada hacia él.

-¿Qué pasa Galand?-dijo otra voz-¿No eres capaz de derrotar a un solo Pecado?

-Ah, Melascula, que bien que estés aquí.

-¿Otro más?-preguntó Ban-Bueno, puedo con dos a la vez.

De nuevo, Ban fue atacado y acabó escupiendo sangre.

-¡Ban!-gritó Jericho-¿Acaso hay otro enemigo escondido?

-Bueno-contestó Melascula-Traje a alguien conmigo.

Ante todos se presentó Elaine, la guardiana de las Hadas con un vestido oscuro y mirando con odio intenso a Ban y a Jericho.

-¿E...Elaine?-preguntó Ban asombrado.

Nuevo amor para el inmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora