Prólogo

3.4K 118 1
                                    

-¿que te pasa, bonita? - dijo él posando su mano en mi hombro delicadamente

Para que  preocuparse si igual me dejaste.

- es de valientes llorar- dijo tiernamente, algo típico de él , algo que me confundía internamente.

¿Entonces para que llore?... ¿Para que te burlaras en mi cara?... Fuiste el único que me vio debil y aun asi no viste dentro de mi.

-tienes los ojos más bonitos que he visto en mi vida -

- es muy difícil que a ti algo no te quede bonito ¿okey? -

Solo el lograba hacer que me sonrojara

¿Por qué me halago si al final me vio como un monstruo?

Se acercó con una bandeja llena de unos vasos de jugos y batidos y se colocó enfrente de mi, quería que escogiera uno, lo hizo conforme a la idea de mi indecisión. Al principio me extraño, luego el gesto provocó gracia en mi, pero lo que mas me provocó fue ternura.

Simulaste conocerme, provocaste que me encariñara, que te empezara a agarrar confianza.

Mis ojos con fuerza se cerraban al igual que mis puños hasta terminar con mis uñas enterradas en mi palmas, mis labios eran apretados con fuerza, todo esto para evitar de alguna forma dejar que las lágrimas salieran.

-cuando estoy con vos siento que el mundo se detiene, que solo estamos vos y yo-

Si, que estupida fui.

[~]

-¿no me vas a abrazar o que? - pregunte con ansias

¿como olvidar su dulce contacto?... Aunque quiero no puedo.

-estuviste increíble - susurre y la abrace con fuerza. Sabia que no estaba bien , pero igual brillo como siempre o más.

No he conectado con nadie como contigo, bonita.

-yo... Te quiero - pronuncio con lagrimas en sus ojos y yo no crei lo que decía

-¿como puedes hablar de amor si estás llena de odio? - rei sarcástico y con mi voz quebrada

Ahora,  no creo que esas hayan tenido que ser las palabras dichas.

-no estas sola ¿okey?... Yo no se que te pasa, pero si se voy a ayudarte-

Al final te heri y me heri.

-bueno, tengo un solo amigo, pero es el mejor de todos -

No bonita, yo no quiero ser solo tu amigo , ni antes ni ahora.

Al final solo se pensaban mutuamente, ninguno se atrevia a acercarse, la primera porque si lo hacía solo lograría derrumbarse.

Y el segundo por miedo al rechazo.

Para ellos lo unico que los conectaba ahora eran esas miradas que trataban de ser discretas, pero resultaban totalmente percibidas por los dos.

Aún sin saber el porque...

Bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora