VII. Fell in Love with a Girl.

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¿Qué era eso que sentía tratando de escaparse de mi pecho? Tenía el pulso acelerado y dificultades para respirar correctamente. Me aparté del móvil, tenía demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. ¿Me gustaban las chicas? ¿Me gustaba mi mejor amiga? ¿y qué iba a pasar después de esto? ¿Y si mi familia se enteraba? Millones de preguntas taladraban mi cerebro y mis neuronas parecían de paro gritando "no a la sinapsis". Respiré hondo, tenía que tomar decisiones. No me parecía una mala idea salir con Dahlia, era linda y la pasábamos muy bien. No tenía nadie con quien charlarlo y resulté recayendo en mi amiga virtual: Zoe. Lo que ella básicamente interpretó era que yo tenía una especie de admiración para con Dahlia y no estaba muy segura si eso era enamoramiento. Solté un suspiro, Moon sabría ayudarme pero no podía comentarle nada del asunto. Dahlia quería mantenerlo en secreto.

- ¿Querés ser mi novia, Dahlia?- pregunté arrojando la primer piedra sin importarme nada, sin importarme siquiera si yo estaba enamorada. Estaba nerviosa y mis manos sudadas, sí quería ser su novia.

- Sí- respondió después de un largo martirio, los segundos parecían agujas clavándose poco a poco en mi piel.
Así fue como mi romance clandestino con Dahlia comenzó. La comunidad LGBT no está muy bien vista y teníamos miedo, y teníamos nuestras razones para tener miedo.
Pasaríamos de ser Dahlia y Connie a unas putas tortilleras amantes de las tijeras. En aquel momento tendría que haberme preguntado qué hay de malo en que digan eso y todo hubiese sido más simple. Me eché a llorar, sentía las lágrimas quemando mis mejillas al pasar. Era una vergüenza, estaba confundida, estaba por estallar.
No le tomó mucho tiempo a Dahlia para tranquilizarme y ponernos a soñar despiertas. En nuestra boda, en nuestra vida, en nuestros proyectos. Y con esto salté a otro tema, la boda de mi madre tendría lugar 20 días más tarde. Quería verla ahí y para mi suerte, mis amigas y ahora mi novia estaban invitadas. Nos despedimos y me recosté sobre el colchón, imaginándome los besos que nos daríamos entre los arbustos y nuestras manos entrelazadas enfrente de todos.

Resiliencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora