¿Qué era eso que sentía tratando de escaparse de mi pecho? Tenía el pulso acelerado y dificultades para respirar correctamente. Me aparté del móvil, tenía demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. ¿Me gustaban las chicas? ¿Me gustaba mi mejor amiga? ¿y qué iba a pasar después de esto? ¿Y si mi familia se enteraba? Millones de preguntas taladraban mi cerebro y mis neuronas parecían de paro gritando "no a la sinapsis". Respiré hondo, tenía que tomar decisiones. No me parecía una mala idea salir con Dahlia, era linda y la pasábamos muy bien. No tenía nadie con quien charlarlo y resulté recayendo en mi amiga virtual: Zoe. Lo que ella básicamente interpretó era que yo tenía una especie de admiración para con Dahlia y no estaba muy segura si eso era enamoramiento. Solté un suspiro, Moon sabría ayudarme pero no podía comentarle nada del asunto. Dahlia quería mantenerlo en secreto.
- ¿Querés ser mi novia, Dahlia?- pregunté arrojando la primer piedra sin importarme nada, sin importarme siquiera si yo estaba enamorada. Estaba nerviosa y mis manos sudadas, sí quería ser su novia.
- Sí- respondió después de un largo martirio, los segundos parecían agujas clavándose poco a poco en mi piel.
Así fue como mi romance clandestino con Dahlia comenzó. La comunidad LGBT no está muy bien vista y teníamos miedo, y teníamos nuestras razones para tener miedo.
Pasaríamos de ser Dahlia y Connie a unas putas tortilleras amantes de las tijeras. En aquel momento tendría que haberme preguntado qué hay de malo en que digan eso y todo hubiese sido más simple. Me eché a llorar, sentía las lágrimas quemando mis mejillas al pasar. Era una vergüenza, estaba confundida, estaba por estallar.
No le tomó mucho tiempo a Dahlia para tranquilizarme y ponernos a soñar despiertas. En nuestra boda, en nuestra vida, en nuestros proyectos. Y con esto salté a otro tema, la boda de mi madre tendría lugar 20 días más tarde. Quería verla ahí y para mi suerte, mis amigas y ahora mi novia estaban invitadas. Nos despedimos y me recosté sobre el colchón, imaginándome los besos que nos daríamos entre los arbustos y nuestras manos entrelazadas enfrente de todos.
ESTÁS LEYENDO
Resiliencia.
Teen FictionTodo comenzó cuando el reloj dió las doce de la noche aquel 10 de enero del 2016. Dejé que el fuego consuma por completo el pabilo de la velita de mi pastel y salí corriendo. Me abrí paso entre la gente, entre los globos, entre el murmullo de los in...