9. Comprometidos

17.4K 880 75
                                    

Nicole

No podía más,  mamá cada día estaba más insoportable con el tema del departamento,  decía que no podia irme, que no sería capaz de mantenerme sola. ¿Pero que creen?, tengo un empleo y ya experimenté viviendo sola durante cinco años.

Sé que no es fácil, pero necesito mi espacio, necesito independizarme. Ya tengo veintitrés años, no puedo vivir toda la vida en casa de mis padres.

Mamá hizo un escándalo el día que decidí mudarme, pero terminó aceptando mi decisión.

Ahora vivo sola, en mi propio departamento, frente al departamento de mi mejor amiga.

Llamé a Marcus para que me acompañe hacer compras, con mi primer sueldo decidí llenar la alacena. Compré películas y palomitas de maíz para pasar una noche de peli con Marcus.

Miro a Marcus que ya cayó dormido en la primer película, creí que aguantaría aunque sea unas tres películas.

Termino de ver todas las películas sola y cuando apago la televisión Marcus se despiera, mirando a su alrededor.

—Me quedé dormido.—Dice pasando su mano por su rostro.

—No me di cuenta.—Digo y Marcus se ríe.

Mira su reloj y abre los ojos como platos.

—Ya es tarde,  debo irme.

Acompaño a Marcus a la salida y nos despedimos.

.

.

En el trabajo me está yendo de maravilla, estoy ayudando a muchos estudiantes y también a algunos maestros. Eso es lo que me gusta de mi trabajo, ayudo a las personas con sus problemas, no se los resuelvo, pero sí les doy mi opinión de como pueden resolverlos.

Amo mi trabajo.

Recuerdo que Ryan queria ser doctor, salvar vidas y que la gente lo vea como un héroe. Pero por lo que veo no cumplió su sueño, sino...que cumplió el sueño de su padre.

Es el empresario más joven de la ciudad.

Ryan Anderson,  el soltero más codiciado de Los Angeles.

Así decía una de las revistas que leí, junto a ese enunciado habia una fotografías de Ryan entrando a la empresa. Ahora con la elegancia y seriedad que lo caracterizan.

Salgo del instituto y espero el bus, ya que no tengo coche, todos los días debo agarrar el bus.

Antes de que suba el bus una bocina y alguien diciendo mi nombre llama mi atención, miro de donde proviene esa voz y veo a Dylan en un coche frente al instituto.

Me bajo perdiendo el bus, mientras Dylan se baja del coche y viene hacia mi.

—¿Tienes prisa?

—Si, un poco.—Digo mirando el coche en el que llegó.

—Necesito que me hagas un favor, pero...—Hace una pausa mirando hacia el coche.—Podemos hablar en el coche mientras que te llevamos a tu departamento, claro...si tu quieres.

—¿Con quién estás?—Pregunto mirando el coche, tratando de adivinar quien es el conductor.

Dylan rasca la parte trasera de su cabeza.

—Un amigo, ¿vamos?

Lo miro y abro la boca para responder, pero la vuelvo a cerrar de inmediato. Dylan me mira esperando la respuesta.

Tardo en responder pero al final termino aceptando, no tan segura.

Entramos al coche sentandonos en la parte de atrás, cierro la puerta y cuando miro por el retrovisor me encuentro con esos ojos azules.

Desde que te fuisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora