Parábola de la semilla

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En este texto nos presentan dos parábolas que se basan en la vida cotidiana de las personas en los tiempos de Jesús. ¿Cómo se desarrolla el Reino de Dios? El reino de Dios es como una semilla que se siembra en la tierra y va creciendo sin que el agricultor sepa cómo, el agricultor que planta conoce el proceso, no usa la hoz antes de tiempo sabe esperar. Pero no sabe cómo la tierra, la lluvia, el sol y la semilla tiene esta fuerza de hacer crecer una plata desde la nada hasta llegar al fruto.

Es que esa semilla del Reino de Dios, Cristo la planto en la tierra cuando vino a este mundo a hacer el bien. Cuando somos bautizados el Espíritu Santo deja en nuestros corazones una semilla que debe crecer y dar fruto el Espíritu Santo nos impulsa a ir hacia adelante en el camino de la vida siendo buenos cristianos pero para que esto suceda nosotros debemos de cuidarla y hacer que esta semilla crezca haciendo uso de los sacramentos, orando constantemente, asistiendo a misa todos los domingos y en base a esto ser una luz para quienes nos rodean. Dejar que Jesús Reine en nuestro corazón, esto significa abrirle las puertas para que sea quien conduzca nuestras vidas. En este texto de la parábola de la semilla podemos ver cuatro elementos:

1- Sembrar en fe

2- Crecer sin darnos cuenta.

3- Producir fruto.

4- Cosechar el fruto.

Este domingo que asistí a la misa quede preocupado al darme cuenta que las personas que asisten a la misa de 08:00 am aproximadamente un 85% de las personas, teníamos más de 40 años la asistencia de jóvenes es mínima, no debemos dejar que los frutos se pudran sin cosechados. En nuestras familias nosotros los padres somos los primeros evangelizadores, enviados de Dios para cuidar la semilla en el hogar. Debemos de transmitir la fe que nos fue dada por nuestros abuelos, y ahora nosotros somos los encargados de transmitirla a nuestros hijos.

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