Reflexiones Cristianas

El Señor es mi fortaleza

En el evangelio del primer domingo de cuaresma Mateo 4 del 1 – 11 si nuestro Señor Jesucristo fue tentado varias veces por el tentador, no podemos ser ingenuos en pensar que nosotros no vamos a ser tentados en nuestro caminar. Cristo quiso ser tentado: 1ro para vencer a nuestro enemigo y enseñarnos a combatirlo. 2do. Para animarnos al combate con su ejemplo. 3ro. Para humillar al demonio, que había triunfado con primer hombre. Satanás sabe cuáles son nuestras necesidades, debilidades y por ahí nos ataca. Las necesidades no son solo materiales, corporales sino también afectivas, sociales y espirituales. Cristo vence la primera tentación con la confianza en Dios. En la segunda tentación huye como Cristo de la vanagloria con verdadera humildad. La tentación no se presenta de forma abierta sino disfrazada, el mal se presenta como bien. La tercera tentación fue de soberbia, que fuerte tentación es la codicia de los bienes temporales y el afán de honores, guarda tu corazón libre de su tendencia para que no caiga en su trampa.

Dios quiere probar tu virtud, ejercitarla y coronarla, Dios pone en tus manos tres remedios, entre otros, para que puedas salir vencedor en la lucha. Primero sobre todo en las tentaciones contra la pureza, es huir de la ocasión, en este caso no es cobardía sino prudencia y valor. Segundo le dio Cristo a los Apóstoles "Velad y orad, para que no entréis en la tentación" todas nuestras fuerzas en el momento de combatir no puede venir sino del socorro de Dios, y éste no lo podemos alcanzar sin la oración. De la gracia depende toda nuestra fuerza para resistir al mundo. 3ro Orar constantemente, seguir orando sin descansar, Jesucristo, por medio de su gracia, combate en ti, por ti y contigo, y si Jesús está contigo ¿qué puedes temer?