- ¿Estás seguro que lo dejaste con su tía?
- Si, muy seguro.
- ¿Cómo se veía?¿Estaba bien?
Axel suspiró.
- En realidad no lo creo, lo vi... confundido.
Wonho se estiró en la silla de la cafetería con preocupación.
- ¿Y si no está bien?
- Wonho, seamos positivos y pensemos que está bien ¿si? Quizá sólo se sentía muy estresado por lo de ayer o quizá avergonzado y por eso no quiso venir hoy... tampoco es que aquí uno pueda relajarse...
- Tengo que ir a verlo...
- ¿Crees que sea buena idea? Digo... Porque ayer se puso muy histérico cada vez que intentabas acercarte.
- Es que necesito saber que está bien... No es normal que no responda mis llamadas y mis mensajes... No vino hoy a exámenes y ni siquiera tú lo has visto...
- No va a contestar si no recuerda quien eres... No seas tan negativo...
- Tu no lo entiendes Axel... ayer cuando vi que no había elegido ni un instrumento, algo en mí me dijo que algo estaba mal... Y aún sigo sintiendo eso, anoche no pude ni dormir...
Axel lo miró comprendiendolo, no podía hacer nada más que apoyar a su amigo después de todo.
- ¿Qué piensas hacer?
- No lo sé... ir a su casa tal vez.
Ambos se pusieron de pie y comenzaron a caminar hacia afuera de la cafetería.
Cada uno iba pensando en lo que debía hacer o en lo que estaría pasando y ninguno se dio cuenta que una persona se puso delante de ellos.
- Wonho...
Al escuchar su nombre se sorprendió, no pensó que un triste Gabriel apareciera delante suyo así de repente.
- Gabriel... ¿Estas bien?
Él simplemente asintió con la cabeza gacha.
- No te preocupes por mi, hay otros motivos por los que deberías estar preocupado... Alejandra quiere verte.
- Claro, yo también quería saber de ella ¿sabes donde está justo ahora?
Él asintió.
- En el hospital... tercer piso, segunda puerta... deberías llevar un café, lo necesita.
El corazón de Wonho se detuvo por unos instantes.
¿Hospital? ¿Por qué?
- Gabriel... dime que pasa...
Él negó con la cabeza.
- No puedo... creo que debes ir, rápido.
Wonho no quiso seguir preguntando más y Axel ni siquiera de atrevió a hablar, comenzaron a caminar rápidamente a la salida, pero la voz de Gabriel los detuvo de nuevo.
- Wonho...
Él se giró.
- Por favor sé fuerte.
Wonho no pudo responder nada a eso, comenzó a correr hacia su auto, ambos se subieron y salió del estacionamiento como un loco.
Al llegar al hospital ni siquiera aparcó en algún sitio, simplemente detuvo el auto y se bajó, dejando incluso el motor encendido y la puerta abierta.
Axel se encargó de poner el auto en el lugar correcto mientras veía a su amigo perderse en los pasillos del hospital.
Afortunadamente llegó al elevador a tiempo para ir con Wonho al tercer piso.