VI

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Culminando otro día agotador para cualquier habitante de Asgard, la ciudad se fue silenciando mientras más se adentraba la noche, apenas se escuchaban algunas voces en la ciudad, junto con el sonido de animales nocturnos. Las luces que hace unas horas llenaban todo el reino, habían sido reemplazadas por solo la iluminación de los caminos, y alguna que otra luz en el palacio.

La princesa no se cansaba de ver como su reino se iba durmiendo con cada minuto que pasaba. Conocía cada detalle de esta, como si fuera su propia habitación, cada rutina de cada guardia. Al contrario, a sus hermanos, notaba los detalles de su pueblo, de su palacio. Se sabía incluso casi cada pasadizo secreto de este, aunque no tanto como Loki. Él siempre encontraba un nuevo lugar oculto que ella no sabía, a veces lo compartía, pero la mayoría de las veces no.

Cuando observó la última luz que se apagaría esa noche, la rubia sonrió disfrutando la tranquilidad de esa oscuridad mientras salía del balcón, y cerraba las puertas de este con seguro, para poder caminar de vuelta a su cama, en donde podría leer un poco antes de dormir...

La cena en familia había terminado hace unas horas, había sido una de las pocas comidas en familias en donde solo bromearon sin mencionar la vida de ninguno, ni los problemas de los nueve reinos. Solo una familia común comiendo juntos. O por lo menos aquello percibía cualquiera en aquella habitación menos Loki y Lynn.

En el instante en que la princesa entró al comedor, notó como su hermano la miraba de manera desafiante, manipuladora, como si se sintiera su dueño. Y como jugadora que era la princesa, no tardó en desafiarlo ignorando por completo cualquier gesto discreto que le dedicó durante la comida, antes de retirarse sin ni siquiera dirigirle palabra alguna.

Lynae no pudo evitar reír al recordar aquello mientras subía a su cama y retomaba la lectura de su libro. Era uno que particularmente le gustaba, sobre los nueve mundos, uno de los tantos que le recomendaba Loki. Después de todo, lo único que siempre permanecía entre ellos pese sus discusiones, era su amor por la lectura, por lo que su hermano solía darle libros para que los leyera.

Sonrió sin poder evitarlo al pensar en Loki. No sabía como terminaría aquel juego entre ambos, pero no le asustaba, solo quería cada vez más. Aunque esto no la preparó para la ilusión que apareció delante de ella de repente.

— ¿Esto es algún truco? —preguntó la rubia al ver a su hermano con su ropa de dormir, una camisa y unos pantalones negros, delante de ella. Sin preocuparse de él la viera casi desnuda, dado que apenas llevaba un vestido blanco transparente encima de su ropa interior.

— Logré distraer los guardias que cuidan de este pasillo, ¿puedes abrirme la puerta? —preguntó el pelinegro de manera inmediata.

— ¿Para? —preguntó de vuelta disfrutando de aquello, ver a su hermanito pedirle un favor—. Tu habitación es más grande que esta.

— Allí no estás tú— comentó de vuelta haciéndola reír antes de levantarse de la cama y correr atravesando la ilusión para abrir la puerta que estaba cerrada con seguros—. Por fin— soltó antes de entrar con prisa y volver a cerrarla.

— ¿Acaso enloqueciste? —preguntó con diversión antes de él tomarla por la cintura para acercarla a su cuerpo—. Loki...

— Esperé todo el día por esto— solo le respondió antes de unir sus labios con los suyos, desalojando cualquier duda de la rubia al instante.

Volver a sentir sus labios moverse contra los suyos, despertaba en ella el deseo que había mantenido dormido durante horas para poder cumplir sus deberes como princesa. Cualquiera podía notar que algo extraño sucedía con ella si se mostraba fuera de sí, sonriente todo el día. Por lo que volver a sentir esos labios era como recuperar algo que había perdido.

SINNERS |Loki Laufeyson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora