XXVII

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La asgardiana apenas tenía conocimiento de algunos países de Midgard, por lo que la palabra Malibú no le dijo nada en cuanto Stark mencionó el paradero de su casa en la playa. Apenas entendió el lujo de esta en el momento en que se estacionaron frente a ella, provocando que la rubia saliera del auto como una niña pequeña observando la edificación sorprendida por lo que veía, mientras el dueño de esta la observaba con diversión.

La mujer delante de él tenía más de mil años de edad, pero su edad se hacía a un lado cuando le colocaban algo nuevo delante de ella. Podría tener el conocimiento de otros nueve planetas, pero seguía sorprendiéndose de cada cosa que miraba. Objetos efímeros que él no encontraba especiales más de lo normal, pero ella lo encontraba como lo más increíble que había visto.

— Deberías ver la vista, vamos— se limitó a decirle al caminar hacia la entrada y entrar a su hogar al ser reconocido por Jarvis en el momento en que se acercó—. Jarvis, muéstrale una habitación a nuestra invitada...

— Buenas tardes señorita Odinson— le llamó Jarvis sacando a la chica de sus pensamientos para prácticamente correr hacia donde Stark y buscar de donde había salido aquella voz—. Si me complace puedo mostrarle su nueva habitación— añadió logrando hacerla reír ante tal tecnología.

— ¿Él es Jarvis? —preguntó con curiosidad antes de correr a seguir la voz que la guiaba por la casa sin la rubia dejar de observar la tecnológica casa con asombro. Sin poder evitar pensar que podría acostumbrarse a aquello.

En Asgard tenían una tecnología muy diferente a aquella, no poseían una inteligencia artificial como Jarvis, pagaría por haber tenido algo parecido en su palacio. Por lo que no podía evitar sorprenderse de como la voz de computadora la guiaba por aquella inmensa casa. El hogar de Stark dejando a un lado la tecnología no le sorprendió mucho, era otra casa más, con pasillos, y puertas que no se le hicieron extraños, por lo que no le prestó atención a la decoración o casa espacio que surcó antes de detenerse en la puerta que le indicó Jarvis.

La cual se abrió sola, para dejarle entrar encontrándose con un lugar mejor equipado que la que le otorgaron en el helitransporte, pero aun seguía siendo un poco pequeña para lo que estaba acostumbrada en su palacio, sin embargo, no se quejó de esta. Podría servirle durante su corta estancia en la tierra...

Casi por inercia y recordando las palabras de Stark, corrió hacia el ventanal que estaba cerrado, para en efecto ver la gran vista que tenía la casa. Estaban posicionados encima de un risco con el mar a un costado, el cual podía ver a la perfección hacer horizonte con el cielo. Sonrió al ver aquella maravilla ante sus ojos, como algo tan simple era tan hermoso.

— Podría quedarme una vida aquí— exclamó la asgardiana saliendo al balcón para poder mejor la vista.

— Espero que no lo diga en serio— soltó una voz detrás de ella que casi la hizo reír.

— Tienes un lugar increíble aquí Stark—le halagó sin dar la vuelta para verlo—. Cuando quiera que le saque los pedazos de metrallas del pecho solo tiene que avisarme...

— ¿No necesita algo para hacerlo?

— Todo lo que necesito son mis manos— respondió con algo de ironía en su voz para luego girar a encararlo—. ¿O cambió de opinión? —preguntó casi sonándole a reto al genio mientras observaba a la rubia salir del balcón caminando hacia él—. ¿No se ha encariñado con esa bomba en su pecho...? —se atrevió a cuestionarle al llegar a estar a pocos centímetros de él para poder tocar el reactor en su pecho—. Puedo sentir como cada segundo que pasa va envenenando su sangre, matándolo de manera lenta.... Estoy segura que pretende vivir más años de los que tiene— añadió alzando su mirada para verlo a los ojos y notar la curiosidad con la que la observaba.

SINNERS |Loki Laufeyson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora