XVI

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El puente arcoíris nunca le había resultado más largo a la joven princesa mientras cabalgaba por él montada en su caballo negro. Necesitaba respuestas, o al menos parte de ellas para poder enfrentar a Loki con sus dudas, porque sino estaba segura de sus acusaciones solo lograría que su joven rey se enfadara con ella por falta de confianza.

Solían decirse todo, contarse sus planes, sus ambiciones, por lo que la princesa no podía evitar sentirse traicionada al solo pensar que el pelinegro le había ocultado tal acto de traición.

— Sabía que vendrías— le saludó Heimdall en cuanto ella llegó al bifrost.

— Vengo por respuestas— le dijo de manera directa sin ninguna sorna en sus palabras como era habitual—. Supongo que ya sabes cuales...

— Te habías tardado— comentó el guardián sin sorprender a la rubia, dado que aquel hombre era el único de cual tuvo conocimiento de que podía saber de su relación con su hermano.

— Sé que lo sabes, así que podemos dejar de fingir o mantener las falsas apariencias— le dijo la chica sonriéndole de lado—. Necesito respuestas antes de tomar cualquier decisión respecto a mi vida.

— Él es el único que puede ocultarse o ocultar algo de mi vista— pronunció el Asgardiano con suma serenidad—. Como ahora lo hace, salió no hace mucho hacia Jotunheim, y desde que se marchó no he podido verlo...

— ¿Se fue a Jotunheim? —preguntó con más desconfianza que antes—. ¿Por qué?, ayer apenas logramos seguir vivos...

— Tendrás que esperar y preguntarle usted misma alteza— le respondió lo que Lynae ya esperaba por lo que se limitó a asentir preocupada—. No confíe demasiado en él— se atrevió aconsejarle, ganándose un resoplido de la chica.

— Sé con quien estoy tratando— se limitó a decirle intentando creerse sus propias palabras, dado que pese lo engañoso, travieso, o mentiroso que sabía que era su hermanastro, este nunca le había ocultado algo en el tiempo que llevaban juntos. Lo cual no podía evitar activar sus alertas al respecto.

Sabía que nunca le haría daño, que sería incapaz de herirla. Como también tenía la certeza del amor que profesaba por ella, pero dudaba demasiado de su ambición. De que tan lejos iría para conseguir lo que quería. Podría haberle dicho que él solo quería el trono para poder estar con ella, pero en el fondo Lynn sabía que sus ambiciones iban más allá de esas palabras.

Era espectadora en primera fila de lo despreciado que había sentido el pelinegro durante su corta vida, viviendo a las sombras de Thor. Queriendo solo probarse ante su padre que era más digno que el dios del trueno. Por lo que no tenía idea de que tan lejos iría Loki para poder demostrar aquello.

La joven princesa dejó de pensar en esto en el momento en que escuchó el bifrost siendo activado para poco después aparecer Loki con una sonrisa triunfal antes de lograr divisarla.

— Lynn— le saludó sonriéndole antes de ofrecerle su mano para que fuera hasta donde él—. ¿Cómo sabías que estaba aquí?

— No lo sabía— le respondió rechazando su invitación al mantenerse de pie en donde estaba—. Necesitamos hablar, a solas— esto último se lo dijo a Heimdall antes de este asentir y retirarse.

— ¿Ocurrió algo?, pareces molesta— le cuestionó con sorna sin lograr hacerla sonreír siquiera, lo cual le indicó que el asunto a tratar era serio—. Lynae, ¿Qué sucede?

— Eso debería preguntar yo— respondió de manera seria manteniendo la distancia entre los dos—. ¿Qué demonios estás haciendo? —preguntó de manera directa—. Sé que fuiste tú quien dejó entrar a los gigantes de hielo a Asgard, y ahora estabas en Jotunheim...

SINNERS |Loki Laufeyson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora