XXXIII

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No podía negar que la asgardiana se veía diferente a como la recordaba. Vestida como una civil más, Lynae destacaba aún más que con su ropa para pelear. Le sonrió con una mirada inocente que podría confundir a cualquiera que no la conociera, tachándola como alguna casi adolescente cualquiera en medio de la calle. Por supuesto si omitiera la fuera de lo común que se veía.

El capitán intentó centrar su mente fuera de como se veía la chica, y volver a lo importante; que hacía aun hacía en la tierra. Con paso seguro y fijo, caminó hacia ella, sin confiar en que alguien aledaño pudiera escucharlos hablar.

—¿Qué haces aun en la tierra? — preguntó extrañado aun sabiendo que Thor le había dicho que se quedaría algunos días en la tierra.

—Nunca me respondiste mi propuesta —respondió con una sonrisa ladeada con claras dobles intenciones en ella, logrando poner nervioso al rubio, sin estar acostumbrado a que una chica se le lanzara de esa forma—. Terminó la batalla, estoy descansada, así que vine por cita, capitán, al menos que no quiera salir conmigo —agregó haciendo pucheros, logrando hacerlo reír, por la ironía. Una mujer de un milenio de años haciéndole pucheros para poder convencerlo.

—Creo que te debo un café —aceptó Rogers sin dudarlo haciéndola sonreír con entusiasmo y acercarse más a él—. Hay un lugar cerca, podemos llegar caminando.

—Casi creía que tendría que persuadirlo más que aceptara —intentó bromear Lynae mientras pasaba por el lado del capitán para intentar divisar el auto de Hogan, el cual sabía que aun estaría rondando cerca—. Primero debo librarme de una piedra en el zapato, y salimos a ese lugar —comentó sin seguir buscando al ver el auto en el que llegó hasta allí acercarse a ellos.

—¿Una piedra...? —intentó preguntar sin que la chica lo dejara terminar al casi correr a la ventanilla del conductor y este bajarla para hablar con ella.

—Ahí está el capitán, saldré con él, ya puedes irte —le indicó con una actitud algo aniñada a Happy como si no fuera más obvio que quería que la dejara sola—. Aunque en un principio ni siquiera necesitaba que cuidaran mis espaldas.

—No puedo hacer eso señorita, tengo ordenes de vigilarla en todo momento hasta que la lleve de regreso —le informó Hogan sus instrucciones de manera neutral, sin hacerle gracia a la chica en absoluto. Ni siquiera su padre le ponía tanta seguridad en Asgard, aun después de casi destruir dos planetas por aburrimiento.

—¿Ocurre algo? —los interrumpió Steve al presenciar la situación a una prudente distancia sin entender porque aquella mujer necesitaba ser vigilada, sobre todo por un humano, sabiendo de primera mano, que esa chica que parecía inofensiva era todo menos eso.

—Stark me mandó a su perro guardián para que me vigile, fue su condición para que me trajeran hasta aquí —explicó con brevedad llamando la atención de Rogers por tal explicación, dado que la última vez que recordaba, Stark no soportaba a la rubia, ni mucho menos le importaba su seguridad o su vida. La curiosidad de que había pasado el día anterior y parte de ese, lo roía de una manera que no solía sucederle.

—Solo sigo órdenes —le aclaró Happy sin agradarle tener que vigilar a aquella chica como si fuera una niña pequeña, lo cual claramente no era.

—Llame a Stark y dígale que estoy con el capitán Rogers, seguro dejará que me vaya — intentó convencerlo de otra manera, yendo en contra de sus instintos que le decían que pusiera a dormir al hombre robusto sin tener que dar tantas explicaciones, pero no era la manera más sensata al resultar de aquello que el capitán tuviera una mala imagen de ella por ello, y que terminara por preocupar a Tony por desaparecer sin decirle nada—. En un momento resuelvo esto Cap —le pidió disculpas a Steve que se divertía un poco por la situación, después de haberla visto peleando contra los Chitauris el día anterior, le resultaba algo extraño verla comportarse como una chica de la edad que aparentaba.

SINNERS |Loki Laufeyson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora