Toxic [Bakutodo]

3

Era un nuevo dia en la academia e Izuku estaba sentado en su lugar platicando con sus amigos.

Los tres estaban demasiado preocupados por Todoroki, ya había pasado una semana que no se presentaba a clases, pero ninguno era capaz de ir a preguntarle a Bakugo que había pasado con el heterocromático. Sabían que solo se ganarían una explosión en la cara.

─ ¿Y si ya lo mató? ─ Miró asustado a sus amigos mientras los otros negaron intentando calmarse.

─ Estás exagerando, Izuku. ─ Iida le miró mal. Incluso el peliverde sabía que estaba sacando conclusiones exageradas pero no podía evitarlo, realmente estaba preocupado por su amigo con doble kosei.

Uraraka les miró a ambos para llamar su atención y señalar a la puerta.

Ambos miraron a la dirección señalada y notaron como el rubio entraba sosteniendo la mano de Shoto.

Shoto entraba cabizbajo, pero el trío había notado la suave sonrisa que surcaba por sus labios y el ligero rojo que pintaba sus pálidas mejillas debido a la vergüenza y felicidad contenida.

Todoroki les miró por unos segundos antes de dirigir su mirada a Katsuki, quien le jaló con cuidado para ir a su asiento.

Al llegar, el rubio se sentó y dio otro débil jalón a la mano de su novio para sentarlo en sus piernas, provocando que las mejillas del contrario se pusieran más rojas.

Los presentes miraban la escena un poco sorprendidos. No era la primera vez que miraban una muestra de afecto de la pareja, pero sí era la primera vez después de tres meses de tensión entre la pareja.

Los primeros meses era demasiado normal ver a la parejita demasiado apegada, incluso después de un año seguían siendo tan cariñosos.
Pero todos notaron como ambos de la nada comenzaron a distanciarse y como el rostro de Todoroki iba adquiriendo una expresión triste, aunque él dijera que estaba bien.

Ochako sonrió feliz por su amigo de cabello bicolor y volteó a ver a sus otros amigos, quienes se encontraban demasiado serios.

─ Eh... ¿Qué sucede, chicos? ─ Su cabeza inclinada hacia un lado, extrañada por los semblantes tan serios de Izuku e Iida.

─ No es nada, Uraraka. ─Midoriya le sonrió levemente, intentando calmar los nervios de la castaña.

─ Está... bien. ─ Contestó dudosa para luego mirar nuevamente a la pareja.

─ Oye, bastardo. ─ Llamó Katsuki al chico heterocromático, recibiendo un leve puchero inconforme de este.

─Te dije que no me gusta que me llames así... ─ Soltó un suspiro.

El rubio solo dejó salir una ligera risa.
Agarró sus mejillas y depositó un pequeño beso en los labios del mas pálido.

─ Bakugo,Todoroki. Separense en este instante, ya daré comienzo a la clase. ─ Ordenó Aizawa entrando al salón.

Sin poder reclamar nada soltó las mejillas de su novio, dejando que este fuera a su lugar mientras el maldecía al maestro en su mente de todas las formas posibles por haber interrumpido su momento tan lindo.

──

Su hogar estaba en total silencio. No había nadie en casa por lo que podía sentirse una tranquilidad absoluta.
Tranquilidad que se vió bruscamente interrumpida cuando la puerta de entrada fue abierta y azotada.

Un cuerpo fue arrojado en medio de la sala y la puerta fue cerrada con la misma brusquedad.

─ Joder. ¡Joder! ─ Bakugo miró furioso a la persona tirada a mitad de la sala.