Toxic [Bakutodo]

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La silueta algo delgada de Todoroki estaba sumergida en la oscuridad de la noche, solo alumbrada cada que pasaba debajo de las luces artificiales salientes de los focos.

Su cuerpo estaba cabizbajo y su mirada parecía pérdida.

Hacía una hora que había hablado con Dabi.
Pidió ayuda al villano para sacar a su madre de aquella celda.

Pudo pedirle ayuda a Izuku, pero le quería demasiado como para arrastrarlo al lío en el que estaba.
No le agradaba ni un poco la idea de que el más bajo tuviera que pagar por haber ido contra la ley irrumpiendo en un hospital y destruyendo las instalaciones.

Buscó por un tiempo en su cabeza formas de infiltrarse sin ser descubierto y sin destrozar nada, pero no habían más opciones.
Tendrían que entrar a la fuerza y apartar a quienes quisieran interferir en su camino.

Como había sospechado, Dabi le pidió que se uniera a los villanos a cambio del favor.

Y él aceptó.

Estuvo reflexionando sobre si debía o no, pero si quería sacar a su madre de ahí, no había otro camino.

Si quisiera seguir como héroe después de escapar con su madre no habría manera de volver a la UA sin que le pusieran un castigo. Además de que encontrarían a la mujer adulta y la llevarían de regreso al hospital alegando que es un peligro para la sociedad, pudiéndose descontrolar en cualquier momento y herir a alguien.

Y si se uniera a los villanos ellos le dejarían quedarse a ambos en su "lugar secreto", como a Toga le gustaba decirle.
Los héroes no podrían encontrar a su madre ahí.

Por eso aceptó.

Y hace unos minutos, compartió un último beso con Midoriya antes de salir hacia su antiguo hogar, para llevar el plan que acordó con Dabi.
Estaba profundamente agradecido con el menor, por apoyarlo y no intentar retenerlo.

Ojalá Bakugō hubiera sido tan gentil y delicado como Izuku.
Pero no. El rubio era una bestia implacable.
La bestia de la cual se enamoró.

Los ojos heterocromáticos se dirigieron al cielo.
Comenzaba a amanecer.

Un suspiro abandonó sus labios y apresuró su paso.

Luego de una hora llegó, pero no fue directo al interior de la casa.

Se quedó parado algo lejos y su mirada recorrió los techos de los hogares cercanos.

Unos mechones puntiagudos de color negro llamaron su atención y detuvo su mirar en una casa de color naranja.
Dabi le miró y le hizo una seña con la mano.

Todoroki caminó hasta estar frente a aquella casa.
Se detuvo y alzó su mano derecha para que el hielo comenzara a salir del cielo y le elevara hasta el techo.

Ya estando arriba dio un perezoso paso hacia Dabi y se agachó a su lado, mirando su hogar como el pelinegro lo hacía.

- ¿estás seguro de esto? - La voz ronca le hizo sobresaltarse.
No esperaba que el de llamas azules hablara.

- Completamente seguro. - Respondió en voz algo baja, pero lo suficiente alta para que Toga, quien estaba unos cuantos metros alejada, escuchara.

- Son las cinco con cuarenta minutos. En unos veinte minutos Bakugō debe salir de la casa para ir a la UA, ahí es cuando comenzará.

Todoroki miró un momento a Dabi antes de bajar la cabeza.

- ¿Sí iremos por mi mamá? - Su voz salió algo baja y temblorosa.

De un momento a otro, Todoroki le pareció a Dabi tan pequeño y débil ante el mundo, que sintió la necesidad de abrazarle en un intento de protegerlo.