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La luz que atravesaba por las delgadas cortinas de la habitación de Kirishima y Denki fue a dar en los ojos de los antes mencionados además de quienes se encontraban ahí.

El primero en removerse incómodo y despertar fue el menor de los Todoroki.

Después de dar un leve vistazo a cada uno de los que se encontraban durmiendo a su alrededor, decidió levantarse de la cama para bajar y buscar algo que comer en el refrigerador ajeno.

Un dolor estaba presente en su cabeza, sabía muy bien que era resaca, pues aparte de aquel dolor sentía una gran sequedad en su garganta y su cuerpo pesaba del cansancio, un cansancio aún mayor del que se instalaba en sus músculos después de entrenar en la UA.

Algunos minutos transcurrieron para que un tazón lleno de cereal y leche se apreciará en la mesa, sin embargo el de cabello bicolor no estaba aún degustando de este.

Buscaba de manera un poco exasperada alguna pastilla que le ayudará a eliminar o disminuir el dolor insoportable de cabeza.
Una leve sonrisa de victoria se vio reflejada en su rostro al encontrar lo que tanto anhelaba encontrar.

Con la caja de pastillas en su mano izquierda dio media vuelta.
Un pequeño sobresalto de la impresión recorrió su cuerpo al ver a su novio que le observaba desde la entrada de la cocina.

El rubio cenizo sonrió de manera burlona y se acercó en silencio al más bajo para plantar un casto beso en aquellos suaves y dulces labios que tanto le gustaban.

- Buenos días, amor.

Un rojo tenue se apoderó de las mejillas de Todoroki así como una sonrisa "boba" lo hizo de sus labios.

- B-Buenos días, Bakugo. - Una de las cosas que más le fascinaba al rubio era despertar y escuchar la voz un tanto ronca pero relajante de su amado, lastimosamente aquel detalle que le hacía felices las mañanas no había ocurrido en los últimos días al verse su relación más tensa y distante que de costumbre.

- ¿Cómo amaneció el amor de mi vida? - Las pálidas mejillas fueron tomadas con delicadeza por el ojirojo para llenar el rostro de Shōto de besos, provocando leves cosquillas y sacando suaves risas de los finos y apetecibles labios del chico con heterocromía.

Kirishima quien estaba escuchando todo parado fuera de la cocina rodó los ojos con ironía.
¿Qué tan cínico debía de ser su "amigo" para decirle aquellas dulces cosas al menor cuando ayer estaba casi tragándose con otra chica que no era su pareja?

Ya no pudiendo soportar más de las mentiras que decía Bakugo decidió interrumpir el momento.
Entró a la cocina con una tranquilidad fingida.

- Buenos días, Shōto. - Se permitió sonreirle de manera honesta para seguido mirar al rubio y borrar aquella sonrisa de su rostro. - Bakugo.

- Kirishima. - Miró de reojo con desdén al de cabello puntiagudo.

Todoroki arqueó una ceja extrañado, no entendía el porque de la repentina frialdad entre los dos "mejores amigos".

- Oh, veo que ya encontraste las pastillas, Termómetro. - Miró animado la caja.
Al igual que Shōto, había amanecido con una tremenda resaca, que lo único que quería hacer en todo el día era estar acostado continuando con su agradable siesta pero su rubio se enojaria probablemente si estuviera de vago.

Se acercó sonriente al bicolor para tomar las pastillas de sus manos.

Todoroki le miró incrédulo al ver como sacaba una pastilla y se la pasaba por la garganta sin tomar siquiera una gota de agua.

Después de aquel suceso el día siguió transcurriendo de manera "normal" a excepción de las miradas incómodas entre Bakugo, Kirishima y Mina que obviamente notaban el resto de los presentes, sin embargo no se atrevían a preguntar si había ocurrido algo.

Toxic [Bakutodo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora