IV

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La noche recurria y oscurecía el lugar, lo único que lo iluminaba eran aquellas estrellas que por un milagro se pudieran ver entre aquellas nubes que las cubrían, ocasionando que casi nunca se pudiera observarlas. Sin embargo, era algo simplemente hermoso a la vista de cualquiera.

Un pequeño grupo de zombies se encontraba en una de las colinas del pueblo, observando lo brillantes que eran las estrellas. Era algo simplemente extraño ya que estos no dejaban de verlas, les traía demasiada curiosidad aquellos puntos brillantes que se asomaban en el cielo azul oscuro.

Tres zombies en particular eran los que no dejaban de mirarlas, ya que otros se iban del lugar. El zombie de cuencas negras se sentía extraño, al igual que sus acompañantes un zombie pelinaranja y con complejo de un narcisista que hasta ni muerto se le quitaba y a su lado se encontraba aquel zombie de grandes cejas raras pero a la vista de cualquiera atractivas y más para cuando él estaba vivo.

No podían quedarse mucho tiempo afuera, debían regresar. Habia un peligro más allá que solo ellos y ese peligro eran aquellos  zombies que se pudren hasta quedar huesos y a la vez ya no puedan pensar ni reaccionar. Estos se volvian más agresivos en la noche por la que todos los zombies "normales" se escondian en casas.

—...hogar...volver—dijo el zombie narcisista comenzando a caminar en dirección a su hogar, siendo seguido por el de cejas grandes.

El de cuencas no dijó nada, estaba dispuesto a seguirlos, era muy peligroso para ellos estar a fuera por el peligro de toparse con algo más grande que ellos, pero su curiosidad lo impedia. Él sentia algo en su pecho al observar esas estrellas, era como si recuerdos llegarán y tocarán a su corazón que había dejado ya de palpitar hace dos años atrás.

El llamado—que fué un gruñido—de parte de sus otros dos amigos fue lo que le sacó de su transe y así caminó siguiendo a los otros.

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No podía dejar de hacerme aquella pregunta en mi cabeza, por la que no podia descansar, una brillante luz entró por la ventana que estaba a un lado de la sala, me dirigí hacia ella y por esta logré observar demasiados puntos blancos alumbrando el anochecer. Era hermoso, nunca habia visto un anochecer con estrellas así que pensé que seria buena idea ir a donde T/N e invitarla a observar la noche.

No dudé más, me dirigí a la habitación en donde se encontraba tropezando con uno que otro escalón hasta llegar y observar la puerta blanca frente a mí. Con una de mis manos intente abrir la puerta, pero me soprendí al ver que esta estaba abierta. Entré sigilosamente logrando observar aquel mismo brillo de las estrellas que alumbraban la habitación oscura y en una de esas camas se encontraba mi hermosa chica.

Me quedé paralizado, desde lejos se podia observar lo hermosa que era...no podía, no debia, pero lo estaba. Creo que estoy enamorado de esa chica.

—...T-T/N—alzé un poco la voz esperando a que despertará, pero no, solo recibí un gruñido de su parte, me acerqué más de lo que ya estaba y la moví un poco —. T/N.

Ví como ella entre abrió sus ojos y al verme se asustó que de un solo brincó cayó de su cama soltándo un quejido de dolor.

—¡¿Qué demonios estas haciendo aqui, Tord?!—alzó la voz en modo de susto y enojo, pero le hice una seña a que viniera a la ventana, a lo que ella me miro confusa y a la vez levantandose del suelo e ir a donde yo le indiqué.

Miré como sus bellos ojos cafés se abrian por completo indicando que se habia soprendido.

—...es hermoso—dijo sin despegar su mirada de la ventana—, es la primera vez que veo una noche así.

Bajé mi mirada hacia una de sus manos que se encontraban apoyadas en el marco de la ventana, acerqué la mia y la apoye sobre la de ella sintiendo el suave calor que emergía de esta. Miré que se soprendió por lo que me regresó a ver, fue en ese momento en que habiamos cruzado miradas.

No podia pensar en otra cosa, era demasiado hermosa. Mis mejillas ardieron, mi estómago dió vueltas y mi pecho volvió a doler era como si algo pasara con mi corazón, admito que estoy completamente enamorado de ella.

Intente acercarmé a ella, pero reaccionó y se alejó de mi comenzando a regresar a su cama.

—...será mejor que vayas a dormir, Tord—dijo acomodandose en su cama mientras yo solo con decepción decidí salir.

Pero el dolor en mi pecho aumentaba, y eso me hacia pensar muchas cosas.

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Me sentí extraña, su fría mano con la mia me provocó un escalofrío y aquel hermoso ojo rubí me hizo recordar a aquel chico que habia visto entre la multitud asustada.

Era él, su rostro, su ojo, era definitivamente él. Miré como intentaba acercarse pero reaccióne rápido y me alejé, comenzando a caminar hacia mi cama.

Le dijé que se vaya a dormir, mire como suspiro con decepción y salió sin decir ninguna otra palabra. Me acomodé en mi cama volviendo a reconciliar el sueño, no podia.

Me movia de un lado a otro hasta encontrar la posición perfecta, pero no, no podia cerrar mis párpados. No podia olvidar lo que habia acabado de pasar, no podia olvidarlo a él, ¿qué me ocurre? Siento mis mejillas arder al solo pensarlo, Mi rostro se torna de un color rojo demasiado fuerte.

Agarré mi almohada y con todas mis fuerzas grité en ella. Al terminar me relajé, aún con las mejillas sonrojadas y el palpitar rítmico de mi corazón que me molestaban, pero ya no eran problema.

Decidí que era mejor dormir y olvidar todo lo que habia ocurrido. Mis párpados comenzarón por fin a cansar y así poder cerrar mi ojos para caer en los brazos de morféo.

▪C O N T I N U A R Á▪

-latomatito-

I'M A ZOMBIE [Zombie Tord Y Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora