XXV

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— ¿Qué está ocurriendo aquí?

Estaba asustada, sentía unas ganas de vomitar por los nervios que mi cuerpo estaba teniendo. ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Por qué papá está aqui? A esa señora ya la he visto ¿Quién es ella? Pero la verdadera pregunta era ¿Qué hace Tord aqui? No entendía que estaba ocurriendo, lo único que podía hacer era controlar mis sentimientos y esperar una respuesta que aclare toda esta locura.

— Hija, te lo explicaremos todo solo necesitamos que te calmes.

No...
No quería calmarme, necesitaba una respuesta ya o lo más probable es que haga algo que no quiera. Mi cuerpo comenzaba a tener leves espasmos por la ansiedad que cada vez comenzaba a acumularse en mi. Fijé mi mirada en la mujer que estaba a lado de papá, se me hacía conocida, sus cabellos negros y sus ojos negros tan filosos parecían juzgarme sin piedad por mi comportamiento.

— ¿Quién es ella papá? —pregunté.

— Mi nombre es Verónica, soy la científica del departamento de los primeros ministros. —escuché a la mujer responder con un tono de voz que parecía autoritario y eso hizo que temblara más.

Un momento...
¿Científica de los primeros ministros?
Los primeros ministros...
Esos malditos psicópatas.

— Hija, hay mucho que debemos explicarte y Verónica lo hará un poco más expresivo, solo te pido que nos des la oportunidad de poder contarte lo que ocurre. —pidió mi padre, más mi cuerpo no quería reaccionar.

Mi vista ya no estaba en las personas de  en frente, mi mirada estaba directo a mis pies no sabía qué hacer o cómo reaccionar, deseaba que simplemente esto no estuviera ocurriendo o que todo volviera a ser como antes. Mi respiración poco a poco iba haciendose un poco más rápida, pero una presión en mi hombro hizo que me paralizara, su mano era fría completamente fría y de ella un olor a putrefacción brotaba.

— T/N... —un voz gruesa pronunció— A salvo.

Y en ese momento sentí mi corazón acelerarse.

Alcé mi mirada para toparme con la mirada profunda de Tord, de uno de sus ojos brotaba un poco de líquido negro mientras que en el otro se mantenía aquel intenso rojo que parecían atravesarte y ver lo que pensabas o imaginabas. Mi cuerpo fue tranquilizandose como si el tan solo escuchar aquella voz gruesa lo haya dominado haciendo que todo tipo de nervios se esfumara. Mis ojos estaban fijos en su mirar, de alguna u otra forma el tan solo verlo de nuevo tan cerca como esos días hizo que un sentimiento de nostalgia me invadiera y a su vez tranquilizara.

— Tord... ¡te extrañé! —me lanzé hacia él abrazándolo sintiendo como sus brazos me correspondían y aunque debo admitir que su olor no era de mi gusto no me importaba

Él solo se mantuvo en silencio ante la mirada de los otros, lo sabía porque sentía la penetrante mirada de mi padre hacia ambos y que decir la mujer a su lado daba el mismo sentimiento.

— ¡Oye tú! Separate de mi hija. — como suponía, papá celoso, pero... ¿en serio de un zombie?

Tord solo obedeció y ambos rompimos el abrazo, escuché una risa un poco cínica cerca de mi por lo que fijé mi vista en ella y observé a la científica reírse de manera cabizbaja, esa mujer no me daba para nada confianza.

—Lo sabia... —la escuché murmurar, lo que hizo que mi ceño se frunciera— Bueno, T/N, ahora que ya estás tranquila me tomo la molestia para pedirte que nos des un momento a mi y a tu padre de explicarte el porqué nosotros y este zombie estamos aqui.

Miré a Tord para después fijar mi vista en papá— Bien... Diganme lo que tengan que decir.

•••

I'M A ZOMBIE [Zombie Tord Y Tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora