Capítulo 16

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      Beverly volvía a Derry de vez en cuando. Vacaciones de verano, invierno, y fines de semana largos. Pero este año volvió, tenia su nuevo grupo de amigos, y una novia. En cuánto a mí, tuve varias relaciones, pero no podía evitar sentir aquella extraña sensación cuando la veía. Nada había cambiado tal vez. El sentimiento era el mismo, Beverly podía hacerme creer, sin quererlo, que aún podíamos estar juntas. O que yo quería eso, o ella. Y quizá era así.

     Pero ahora debía preocuparme por mi amigo. No la estaba pasando nada bien.

— Staaaan, ¡Apresurate! Estamos llegando tarde, "amor".

— N-No me digas así. Me siento raro —se sonroja— Sólo en público. Creerán que al fin tengo novia.

— Claro.

      Stan y yo habíamos llegado a un acuerdo. Ya con dieciséis, él no había tenido una novia, Bowers aún era nuestro compañero y extendió un falso rumor. Que Stanley era gay.

— Relájate, ¿quieres? —volteo hacia el — Será como siempre, pero ahora nos tomamos de la mano y listo.

— Suena fácil —dice él— Prometeme que no le dirás nada a nadie. Solo a los perdedores.

— No hay problema.

  Él comienza a sacudirse ligeramente, realmente nervioso. Lo tomo de la mano y le sonrío. Las miradas curiosas no se hacen esperar.

— ¿Y ustedes que? —pregunta Ben caminando hacia nosotros— ¿Hay algo que quieran contarnos?.

— Lo mismo pregunto yo —dice mi hermano— Stanley Uris, ¿por que tomas la mano de ___?. Te golpearé ahora mismo.

— Chicos —Stan llama la atención de nuestros amigos— Esto me ayudará a que nadie me moleste, ¿entienden? Nada más.

— Por un momento pensé q-que de verdad salían —dice Bill largando un suspiro— A-Actuan demasiado bien.

— Cosas nuestras.

— Ah... Si, claro —murmura Mike con un tono de sarcasmo— ¿Seguros que dicen la  verdad?.

— Sip, muy seguros —digo yo— Jamás mentiría.

     Charlamos un rato hasta que llega la hora de entrar a la primer clase del día. Stan y yo conectamos miradas, nos sonreímos mutuamente y fingiamos ser una hermosa pareja común y corriendo siendo feliz.  Nadie se lo esperaba. ¿De un día para otro Stan tenía novia?.

     El rostro de Beverly era todo un poema, maravilloso. Sonrío aún más satisfecha, quizá, solo quizá, me gustaba causarle celos. Aunque no estoy segura si tengo el éxito que espero.

    Las clases son normales, todo transcurre en un total aburrimiento, con mucha tarea por hacer y mucho por entender. Nadie molestó a mi amigo, en realidad, a ninguno de nosotros.

— ¿Saben que día es hoy? —pregunta mi hermano emocionado.

— Si. Hoy es viernes, ¿y? —Eddie se encoge de hombros— Nada especial, volvemos a clase el lunes.

— ¡Hoy es la fiesta de Becky! ¿Iremos, verdad? Habrá muchos populares.

— No creo que mi madre me deje ir, pero insistiré —acepta el pequeño asmático.

— ¿El Club de los perdedores en una fiesta con populares? —todos asienten ante mi pregunta— Que raro que... nos hayan invitado.

— No No, todo los cursos más altos están invitados —explica Ben.

— Ah, con razón.

— ¿Irán?.

— Sí —respondemos todos juntos.

     Acordamos un horario de encuentro en casa de Bill. Allí iríamos en la camioneta de su padre directo a la fiesta. Estaba emocionada, Beverly estaría ahí,y tenía derecho a sentirme así, ¿no?.

[...]

— Richie, ¿ya no es mucho alcohol por está noche? —dice Edds con notable preocupación. Aleja la botella de mi hermano.

— ¿Por qué mejor no te callas y me besas, Edds?.

— R-richie. Cálla, estas borracho.

    Estaba dispuesta a seguir escuchando aquella "pelea", pero... Una pareja literalmente se lanzó junto a Stan y yo.

— Deberíamos irnos —dice Stan con incomodidad. Nos levantamos de nuestros lugares.

— Ya vuelvo.

    El asiente con la cabeza. Conocía la casa de Taylor, hice varios trabajos con ella, así que subo al segundo piso para encontrar el baño. Nadie estaba por ahí. Pero me equivoqué, de la oscuridad salió Beverly, en el otro extremo del pasillo. Me sonríe, y por alguna razón mi corazón se acelera, y siento un cosquilleo de pies a cabeza.

— Hey —levanta su mano en forma de saludo— ¿Sales con Stan?.

— ¿Por qué quieres saber eso?.

— Sólo pregunto, ____, ¿es cierto? —vuelve a preguntar— Se que no lo quieres.

— Oh, cállate, no sabes nada sobre mi, Beverly —ruedo los ojos.

     Como si algo le enojara, me empuja hacia la pared, apega su cuerpo al mía y sus manos sobre mi cabeza. Sus labios están entreabiertos, y sus azulados ojos me miran esperando alguna respuesta.  Solo puedo dedicarme a ver todas y cada una de sus perfectas pecas impregnadas sobre su pálida piel. Incluso me pierdo en estas, detallando cada facción de su rostro.

—  Responde.

— ¿Por qué quieres saberlo? ¿Aún te importa?.

— ¡Claro que me importa! —exclama frunciendo el ceño— ¿Sales con Stan?.

— Sí.

      Con poco esfuerzo, y sin tocarla, Beverly choca contra el muro de enfrente. Parece sorprenderse, no esperaba que usara mis poderes.  Me acerco a ella, con mi pierna hago presión entre las suyas, me acerco y la arrincono.

— Y tú sales con Yuno —le replico— ¿Crees que no me di cuenta?.

— Fue para ponerte celosa, ¡pero no te inmutas! De verdad esperaba una reacción —confiesa entre sarcásticas risas— ¿Te gusta Stanley?.

— Ese sólo es mi secreto.

— Dímelo. Por favor —susurra cerca de mi oído— Necesito que lo digas.

      Vuelvo a ponerme nerviosa, ¿en serio me puse en esta situación?.

     Desliza sus manos por mi cintura, las baja hasta mi trasero. Aquél tacto erizó mi piel. Me acerca aún más a ella, ahora nuestras respiraciones se mezclaban.

— Que asco. ¿Cómo lo hiciste? —alguien se aproximaba por las escaleras.

    Ambas reaccionamos rápidamente, nos metimos en la primer habitación cercana. Ahora se escuchaban más voces fuera del cuarto, en el pasillo. Suspiro agotada. Voy hacia la cama y me siento en la orilla, Beverly repite mi acción, quedando de espalda a mi.

— No me gusta Stanley.

— ¿T-Te gusta alguien más?.

— Tú.

    Otra vez quedamos en silencio. Escucho algo similar a un sollozo, lo que menos quería era hacerla llorar. ¿Pero por qué lo hacía?.

— Sí me lo hubieras dicho —murmura ella— Las... cosas podrían haber sido diferentes. Si hubieras hablado...

    No lo dije porque se suponía que entre ella y yo no habría nada más. Tenia su pareja y no podía hacer nada.

— Tal vez... Tal vez... —empieza a tartamudear— Yo-

         Sin poder aguantar más aquel incómodo momento. Me voy del cuarto, sin avisar, no espero a nada.

      Me sentía confundida.

  









Mi Linda Pelirroja -Beverly Marsh-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora