Capitulo catorce
Mi nivel de persuasión llegó a tal modo que terminé aquí, preparando una habitación digna de un hombre soltero, el primer paso para empezar a vivir como un humano normal, pagar servicios y ¿trabajar para pagar renta? Ahora tenía vecinos y una nueva obligación, no pensaba amoblar ni embellecer este hogar que no me pertenecía, solía dejar que el proceso tomara forma y en este caso eso haré.
Daba vueltas en la casa mientras pensaba en que excusa debería utilizar para ir a su casa y presentarme como su vecino, ¿debería esperar a que salga del trabajo y ahora si cruzar la calle con las buenas nuevas O solo ingresar a su casa y prepararle la cena y comer juntos?, Me gusta más la segunda opción, pero al parecer aquí en la tierra no puedo entrar y salir como un don juan. Al menos no en la casa de mi vecina.
Escuché como el timbre sonaba y mis ideas empezaron a caerse, me cogió fuera de base, Nataly no sabe que el vecino que se muda soy yo, además de que aun trabaja, ¿Quién podría ser? Para disolver mi duda fui hasta mi puerta tomé la manilla y jalé dejando a la vista una joven la cual por los latidos de su corazón pude darme cuenta de lo nerviosa o acelerada que estaba, sus manos sudaban y temblaban al tiempo mientras sostenía una bandeja lo cual parecía ser comida.
-Hola. – dijo, con sus palabras arrastradas y su mirada agobiada.
- ¿Qué se te ofrece? –dije sin más, mientras la chica no podía conciliar su mirada con la mía, las diferencias de alturas la hacían sentirse aún más nerviosa. luego de darme cuenta lo duro que fui, lo repuse. – ¿Qué te trae por aquí? –básicamente lo mismo, pero un poco más amable.
- Somos tus vecinas de al lado, y mi madre quiere darte la bienvenida con este obsequio. –Estiró la bandeja y trató de mirarme a la cara. Luego volviendo a clavarla al piso. ¿Qué tiene el suelo de interesante?
-No es adecuado recibir cuando no tienes que dar. –Aún ni siquiera poseía una nevera, ¿Cómo le devolvería el favor a la chica que dice ser mi vecina?
-Está bien, no es necesario que lo devuelvas. Ahora me miró a la cara con finalidad y dijo... - esto es mi mamá sintiéndose suficiente vecina, cree que debe hacerlo con todos para llevar la fiesta en paz.
-Entonces creo que debo recogerlo. –lo tomé de sus manos mientras veía como un auto se estacionaba frente a la casa de Nataly, para luego ver como salía de él y pagaba dinero. Cruzamos las miradas mientras estaba con la chica de la bandeja allí. Nos miró escéptica y decidió entrar en casa. ¡ni un saludo! –muchas gracias. –solo eso bastó para que la chica asintiera y clavara su vista al suelo de nuevo y se marchara a su casa.
Ya que Nataly estaba en casa debería ir a compartir un poco, sería una buena excusa, sobre todo. ¿quieres comer esto conmigo? están deliciosas ¿quieres un poco? Claro que no podría desaparecer y reaparecer brindándole comida.
Salí de casa con la bandeja en manos ya con un pensado, debía confiar en el destino y mirar la oportunidad tan oportuna que se me acaba de presentar al tener estas frutas en las manos. Solo bastó cruzar la calle para estar a los pies de su puerta y de su vida. Toqué el timbre que me molestó escuchar la otra vez y desde afuera no es tan negativo.
-Hola. –dije mientras sonreí cuando vi su cara hoy por segunda vez.
- ¿Fingías perder la memoria con esa chica también? –un hola liam estaba bien. ¿Está celosa o es mi impresión?
-No, solo lo hago con las chicas que me llaman mucho la atención. - Decidí jugar a su juego. Se apenó al instante y bajó la guardia.
- ¡Hola liam!
- Mucho mejor, ¡que buen comienzo! –sonreí mientras esperaba que me dejara pasar a su humilde morada.
- ¿Qué deseas? –sonrió mientras me torturaba.
- Deseo compartir esto contigo. –le acerqué las frutas y me miro extrañada.
- ¿vienes hasta aquí solo a traer frutas?
-Sí, quiero compartir estas frutas que me obsequiaron mis nuevas vecinas. –apunté mi nueva adquisición y cuando cayó en cuenta se llevó las manos a la boca expresando asombro.
-¡Eres el nuevo vecino!, es bueno que hayas dejado de pretender ser huérfano para meterte a casas ajenas.
-No me perdonarás nunca ¿cierto?
-De las frutas me gustaría la manzana. –dijo riendo mientras me permitía el paso.
-Lo imaginé.
Una compañía agradable era todo lo que era. Pasaron los días y seguíamos aun juntos, conviviendo como dos personas normales, como quería sentirme, aunque no encajara a la perfección. compartiendo libros, historietas, música clásica y viendo series, pedía prestada su cocina como excusa de que no podía pagar una aún, un trabajo a medio tiempo era todo lo que podía haber conseguido para que me diera el tiempo de cuidarla en todo momento, ella era justo lo que imaginé, en cuestión de carácter e inteligencia era como la lograba imaginar y anhelar... sin errores. Ella salía en las mañanas a trabajar, y yo salía a su par aun sabiendo que mis horas de trabajos no coincidían con las de ella. Aprendí a esperarla con paciencia, aunque debido a ella estaba un poco entrenado ya, aprendí a conocerla realmente, no solo era en la oscuridad, ahora la conocía a la luz del día y sabía qué hacía a toda hora sin sofocarla o estar en las sombras. lo que a una persona le demoraría meses, a mí me está resultando en días, aunque fuera poco lo que necesitara saber.
Me llenaba de paciencia mientras pensaba en cuanto anhelaba poder un día tenerla entre mis brazos, de una manera íntima, la sensación de sentir que es mía necesitaba sentirla a flor de piel, y saber que podía quedarme a sus pies toda una vida, aunque mis días se acortaran cada día mas. Me sentía extraño, era algo diferente nunca antes sentido, esa sensación de convivir con una chica se me tornaba algo especial, y aquello no se compara con la satisfacción de los deseos carnales que tuve en el pasado, eran experiencias que quería seguir viviendo, pero, si todo era una mentira y una gran farsa las cosas se salían de mis manos, tendría que buscar una solución antes de que todo estuviera complicado. Creí que con cada mentira que decía arreglaba algo, pero, no es así, cada mentira que salía de mi boca, hacía cada vez más grande esta farsa, aunque la historia inventada la sintiera tan real.
Las semanas pasaban mientras disfrutábamos de todas esas salidas que se hacían llamar "solo diversión" pero que en realidad solo parejas intentarían hacer algo parecido, con toda esta situación me había olvidado por completo que era cupido, así que la estaba pasando al máximo con ella, olvidándome por un instante de aquella misión que debía ser resuelta para mi bienestar, para mí como un gran cupido una misión no era difícil, no duraba tanto tiempo para lograr el objetivo, pero esto va contra mis leyes como cupido, en esto pelea mi corazón y el cupido forzado que corre por mis venas. No me olvido que no soy un ser de este mundo, por mis venas corre sangre angelical, por el hecho, de que mi apariencia se asimile a la de un humano, —claro sin mostrar la sorpresa que se esconde en mi espaldar— no me hace ser uno, todo será temporal y eso es lo que más me asusta, pero lastimosamente yo creo en una frase muy querida entre los humanos "disfruta mientras puedas".
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CUPIDO LE TEME AL AMOR
Teen FictionEl amor es un lío y es el lío en el que todos quieren estar. Es ese deseo culpable que todos llevamos muy dentro, pero no todos percibimos el mundo de la misma manera y ahí es cuando surge la catástrofe del amor. La posibilidad de unir dos mundo est...