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Capitulo diecinueve

"El que dice una mentira no se da cuenta del trabajo que emprende, pues tiene que inventar otras mil para sostener la primera." Alexander pope

Después de toda la incertidumbre y desconcierto que se había dado lugar después de desmentir en cuestión de minutos todas y cada una de las mentiras que había dicho con anterioridad, o al menos eso era lo que se daba a entender por tan valioso hecho de sinceridad y preocupación. Nataly no sabía que era lo adecuado en esos precisos momentos, podría ser que todo fuera una casualidad y que Liam en estos instantes sufriera un fanatismo inclinado con superioridad a todo lo relacionado con la mitología, incluso optaría porque estuviera en demencia, para ella lo más anormal que había vivido eran las películas de terror que a veces se prestaban para dar especulaciones de que todo se basa en hechos reales, pero nada más que eso, y para una persona que ha vivido una vida con total normalidad y que entiende que los libros están fuera de lo que puede ser la realidad constante, no lograba dar contexto a lo que Liam decía aunque tuviera un poco de concordancia con la manera en como él se acercó desde un inicio a ella.

—Quiero creerte...—daba vueltas en la sala mientras enredaba sus manos en sus cabellos de una manera frustrada— deseo pensar que no estas demente, pero... —tomó asiento en el mueble una vez tropezó levemente con el—necesito un poco más... y si es todo cierto; me duele saber que he vivido una mentira. —culminó con esto una vez su mirada se agotó y sus lágrimas empezaron a brotar por sus mejillas ya rojas.

—Lo siento... tanto... —dijo una vez se dejó caer sobre sus rodillas al frio suelo— siento no poder decirlo durante tanto tiempo...—tomó sus manos, las cuales para este punto de la conversación no demostraban la estabilidad de un buen semblante emocional, sus manos temblaban—y aunque lo dijera, no hubiera sido la excepción, porque el humano necesita una prueba para poder confiar, cuando la fe puede estar en las cosas que más amas, y yo tuve fe en ti cuando...

—Tengo miedo—se hundió en su pecho una vez el correspondió su abrazó, creyó que, aunque estuviera loca y esta no pasara de una maldita broma, ella iba a evidenciar como lo nunca visto habitaba entre todos nosotros.

El terrible miedo a lo desconocido viaja desde el principio del mundo hasta lo que es ahora, todos tememos al futuro, o incluso sin hablar de tiempo, todos le tememos a lo que no cumple con la certeza que nuestra mente necesita para mantenerse controlada y procurar que la ansiedad de saber ¡que sería! Deje de atormentarnos.

Las alas salieron a todo dar, el alivio fue inexplicable, cuando las meció sintió como su presión bajaba y como ya no eran tan pesadas, aquellas alas que colgaban de la espalda de liam, cubierta de grandes plumas de un color blanco hueso y una que otra que interrumpían la perfecta sincronía al tener un leve color gris en sus puntas, se veía glorioso, majestuoso; los ojos de Nataly brillaron cuando presenció tal vez la primicia de lo mejor que podían ver sus ojos durante el tiempo que le restara en la tierra. Lo admiró con detención, pero no se acercó ni en un instante al chico de grandes alas, las cuales no podría con exactitud dar una medida adecuada, alas que apenas cabían en el reducido espacio del patio trasero, el hecho de que el jardín estuviera de ese tamaño, lo hacía aún más relevante a su simple vista, al ser un ángel a sus ojos su semblante cambiaba por completo, pero su mirada seguía siendo la misma, porque la superioridad de lo que era él en esos momentos no la había visto en meses de conocerlo y quizás el habérsele presentado como lo que realmente es, la habría enamorado aún más, porque ella guardaba un fino deseo por los chicos rudos y de aspecto serio. Los cuales le ganarían la competencia a los chicos que actúan lindo.

En medio de la escena tan gloriosa y el hecho de que Nataly no diera ni un paso hacia donde se encontraba el ángel de su vida fue aún más escalofriante que el estruendo que se escuchó venir de los cielos, ambos se miraron asombrados y Liam actuó como naturalmente lo haría.

CUPIDO LE TEME AL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora