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Capítulo dos

Opino que el amor no existe y también sé que soy el menos indicado para decir estas palabras, pero es cierto, la gente solo están con las personas que aman porque yo intercedo en sus relaciones y doy de mi ser para que ellos sean felices, para que obtengan lo que quieren y su futuro sea el mejor y está claro que eso solo sucede por mí, esto ya me colma la paciencia en gran manera y como si fuera poco hasta operativos me ha tocado hacer y estoy al tanto de que la palabra operativos suena un poco sobreactuada, pero esta es mi vida y yo me quejo como quiera.

¿Por qué no hay amor mutuo? ¿Será que no existe? ¿serán capaces de sobrevivir sin mí? Cada una de estas preguntas pasan por mi cabeza cada que los observo y siento que pueden dar un poco más de ellos, pero mi sentir en este caso es ignorado porque siguen siendo los mismos ineptos, pero deseo un poco sus vidas, aunque no estoy seguro de si es sus vidas o mi vida por fin al lado de uno de ellos...al lado de ella.

Si mi padre quiere poner las cosas de esta magnitud le concederé su tan valioso deseo, él debe saber que Liam London no es de esperar y que mi paciencia la cargo en el bolsillo más pequeño de mis prendas, siendo así ya es hora de actuar a mi favor, - "Nada es más creativo..., o destructivo..., que una mente brillante con un propósito." DAN BROWN, cada vez que pensaba en ello llegaba a la conclusión de que este escribía con destino a mí, como si él viviera este infierno conmigo.

- ¡la medallita! ¡La maldita medallita dorada! - es el localizador de las personas que necesitan el servicio del amor, ¡patético! es la que me guía hacia el objetivo, el magnífico ser humano incapaz de tener un amor propio, ¡qué lástima! De una u otra forma he aprendido a criticarlos, el afán de querer alejarme de ser cupido me hace tratarlos como los más débiles e incapaces de encontrar el amor por si solos, ¿de qué lado estoy? Liam London no hace parte de ninguno de los lados.

Me guiaba a un lugar muy parecido a un parque, estaba hermoso y despejado lleno de llamativos árboles y pequeños arbustos, la primavera azotaba con todo a los finales de marzo y su brisa era fresca, relajante y arrolladora, podía sentir el relajar de mi cuerpo ya que anteriormente se conservaba tenso y colerizado, pero tendió a soltarse un poco y con una temperatura de 24º era suficiente para salir a pasear y exactamente visitar un lugar como este que estoy presenciando y sentarse a contemplar sus aguas cristalinas, el cantar de las aves y hasta dar un chapuzón, no cabía dudas que este lugar era un paraíso digno de admirar su naturaleza.

Miré el cielo despejado y pregunté, ¿es un obsequio? Sabía que no respondería, pero también sabía que me estaba viendo y escuchando en todo momento.

En aquel parque encontré a unas chicas conversando y para haber tenido tantas aventuras siendo cupido, tantos rostros lindos como absurdos, la belleza ya no impresionaba tanto, era algo que estaba en mí y podría decir que ya no sorprendía el hecho de que alguien tuviera unos perfectos rasgos físicos, pero pude reconocer a aquella chica y no estaba nada mal y también estaría seguro de poder describirla sin pensarlo ni dudar un segundo, pero hay algo en ella que nunca podré saber y me da la sensación de que debo saber más de esta chica, ¿¡es obsesivo querer saber más de ella de lo que ya sé!? quiero empezar por sus cabellos, un hermoso color miel que la caracteriza y diferencia de su compañera, no es muy largo solo yacen más abajo de sus hombros y trenzado en una coleta que le dejaba ver claramente su perfil y no sin antes mencionar los hermosos mechones que no alcanzó a tejer estos le daban trabajo a sus manos en la acción de estar escondiéndolos por medio de sus pequeñas orejas, ¡Dios! podría quedarme a vivir en ella, ¡Su cabello huele tan rico!

No cargaba accesorios grotescos como su compañera y solo usaba topos que la hacían ver aún más sencilla, hablemos de sus hermosos ojos verdes con ese brillo tan deslumbrante que quisieras quedarte a vivir en ellos y desearías ver a través de ellos, delgadas cejas y mediana nariz, ¿acaso todo en ella era adorable? Su boca pequeña y menudos dientes blancos, labios al natural, ¿esta chica no sabía de la existencia del maquillaje? Sin ser tan específico me fijé en su cuerpo, sus senos no eran la gran cosa, tenían un tamaño normal con una redondez a la perfección, una piel delicada de tez lisa y lustrosa, sus manos se veían delicadas, tocarlas sería una adicción si llegases a acostumbrarte, en sus uñas solo yacía una tenue base de color rosa pálida. No era una diosa que digamos. – reí con ironía por mis palabras. - No es como si la conociera desde siempre, ¿no?

CUPIDO LE TEME AL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora