El paseo del destino

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Sofía llevo a Axel hasta las afueras de Encantia, allí le enseñaría lo verdaderamente importante para su futuro.

~La gente suele vivir de manera humilde, pero feliz ¿Y sabes porque?, Simplemente porque disfrutan cada pequeño momento de su vida y dejan de lado la vanidad o apatía.

~¿Lograré ser como ellos?, Si no me convirtiera en rey las cosas serían diferentes... Tengo dudas sobre mi futuro.

~Sé que podrás lograrlo. Hablo brindándole una sonrisa.

Los jóvenes caminaron por las calles del pueblo y la princesa comenzó a saludar a la gente que pasaba a su lado.

~Señora Leonor ¿Cómo se encuentra?

~Mucho mejor princesa, mis dolores de cabeza han disminuido gracias al remedio que su madre me recomendó.

~Es una alegría saber eso, sé que mamá estará feliz de escucharlo. A propósito, quiero presentarle al príncipe Axel de Albuquerque. Sonrió observando cómo el joven asentía con la cabeza.

~¡Maravilloso! Debo suponer que se trata de su prometido.

~Nada de eso, es el hermano del príncipe Hugo. Contestó con vergüenza.

~Ese muchacho es tan galante, envienle mis saludos. Sonrió la viejecita siguiendo su camino.

~¿Hugo viene a menudo al pueblo?

~Después de nuestro entrenamiento, él y yo solemos recorrer las calles de Encantia. Le gusta mucho convivir con la gente del pueblo y ellos lo aprecian mucho.

~Es por eso que se comporta de manera extraña... Me parecía una locura que se portará tan cercano con la gente del pueblo, pero ahora entiendo todo.

~¡Así es!, Sofía comenzó a correr y el el príncipe la persiguió rápidamente.

~¡Buenos días princesa Sofía!

~Buenos días señor Carlos, ¿Necesita ayuda?, Hablo señalando el cultivo de zanahorias.

~No se preocupe, puedo recolectarlas solo.

~Al príncipe Axel y a mí nos encantaría ayudarlo.

Axel se sorprendió al ver lo sucio que se encontraba el hombre. Definitivamente no podría ayudar a Sofía en esa labor.

~Sofía... Esto no es adecuado para un futuro rey. Alzó la voz acomodando su saco.

~Ya veo... No debes preocuparte. Contestó decepcionada.

~¿El príncipe Hugo no viene con usted?, Intervino el campesino.

~No, pero su hermano me acompaña.

~Cambie de opinión... Te ayudaré, si Hugo puede hacerlo, yo también podré.

El príncipe miró con desagrado el barro, pero no tuvo otra opción más que sentarse.
Poco a poco comenzó a escarbar para desenterrar las zanahorias. Era sumamente complicado y sus manos parecían enrojecerse del esfuerzo... Aún no comprendía como algo tan necesario tenía que traer consigo un gran esfuerzo.

Los rayos del sol comenzaron a impactarse contra su cara y Axel comenzó a sentirse mareado. Aún así no podía decepcionar a Sofía.

~¿Te encuentras bien? Exclamó Sofía al notar el tono pálido en el rostro del joven.

~Perfectamente, es solo que no estoy acostumbrado.

~Podemos parar si quieres.

~Tal vez solo un momento... ¿Sabes? Jamás creí que la gente tuviera que esforzarse tanto para conseguir un poco de comida.

~Día a día los campesinos trabajan para llevar el sustento a sus casas. Algunos viven al día y otros no hacen más que esforzarse para lograr superarse y salir adelante.

~No lo había pensado, siempre recibí lo que quise sin objeción. Dijo el pelirrojo con pena.

~Mi madre y yo vivimos aquí antes de convertirme en princesa. Todos los días trabajabamos duro para crear el mejor calzado del pueblo. Por eso comprendo perfectamente las necesidades de la gente.

~Eres maravillosa, ¿Amber piensa como tú?

~Por supuesto, incluso ha hecho amistad con mis viejas amigas. Ante todo, nosotros luchamos por la igualdad entre nobleza y pueblo.

~Ya veo, ahora mi ropa está totalmente sucia, pero gracias a eso logré comprender cosas importantes. Aprendí más en una tarde a tu lado que en 4 años de la escuela para monarcas.

~Bueno ¿Y que era lo que querías decirme? Recuerdo que antes de venir, habías tomado una decisión.

~ Sé que te parecerá extraño, pero le pedí a mi padre que me permita casarme contigo, eres la persona que necesita Albuquerque para conseguir la tan anhelada paz. También yo te necesito, sin ti a mi lado no podría ser un buen soberano. Quizás en un inicio te cueste trabajo adaptarte a las responsabilidades de reinar, pero sé que podré hacerte feliz.

Sofía escuchó atentamente lo que tenía que decir y después se levantó de su asiento.

~Axel... Acabas de tomar una decisión sin consultarme primero.

~No creí que fuera necesario, sé que aceptarás. Sería un gran error si no lo hicieras ya que tu futuro esta en juego. ¿Sabes cuántas jóvenes te envidiarán? Serás la dama más importante del país.

~No me importa ser la dama más aclamada, ni la riqueza o el poder. ¡Yo solo quiero ser libre! Visitar el pueblo cuántas veces quiera, jugar con mis animales... Soy muy menor para pensar en matrimonio. ¡Además! Tú estás comprometido con mi hermana, ¡seria como robarle el marido!

~No le robaras el marido porque ella no está casada.

~Hugo jamás me haría esto. Él pensaría en mis sentimientos antes de tomar una decisión tan importante. ¿Quién te dijo que yo estaba enamorada de ti?

~¡Hugo!, No has hecho más que hablar de él todo el día. Nunca he envidiado nada, pero por primera vez lo hago. Quisiera ser él y ser digno de tus halagos. ¿Qué tiene de interesante?, Mi hermano es muy simple, en cambio yo me convertiré en rey mañana.

~Eso es lo que te hace diferente a él. Aún me cuesta creer que compartan la misma sangre.

~Si te gusta tanto Hugo ¿Por qué no te vas con él?, Grito el pelirrojo perdiendo la razón.

~¡Lo haré!, Creí que te estabas convirtiendo en una persona digna, pero no haces más que comprobarme lo miserable que eres. ¡Yo no soy un juguete! Y no seré la causa de la tristeza de mi hermana, ¡No arruinaré su futuro!

~Esa actitud es la que me hace amarte. No sabes cuánto te quiero y lo empeñado que estoy en lograr tu amor.... Sé que lo lograré.

~¡Suerte con eso Axel! Ahora debo irme. Gritó subiendo al lomo de Minimus.

~¡Espero que asistas a mi coronación! Habló antes de que la joven emprendiera el vuelo.

Sofía estaba tan disgustada que nisiquiera podía pensar con claridad.

Atrapada en el amor  (Sofia y Axel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora