Atrapada en el amor (Sofia y Axel)

El amor nace

Axel y Sofía salieron a los jardines del castillo. Aún llovía con gran intensidad, pero nada de eso les importaba.

~Me encantó la forma en la que le contestaste a Sally, por un momento me pareció que me tienes un poco de afecto.

~Digamos que si, es un poco repentino para mí, ya que las cosas entre nosotros se dieron de manera apresurada... Pero aún así no puedo evitar sentir celos de ella. Es muy hermosa.

~Sally jamás podrá quitarte mi amor. Sonrió de manera confiada haciendo que las mejillas de Sofía se encendieran.

~Creo que debo irme. Tartamudeo sintiendo como el joven tomaba su mano.

~Realmente quiero ganar tu amor.

Hugo se encontraba mirando a través de la ventana. Las gotas de lluvia ya habían ensuciado todo el vidrio, sin embargo él no desistía, quería convencerse de que Sofía correspondía los sentimientos de su hermano.

Sofía bajó la mirada y le dió un beso en la mejilla.

Axel quedó sorprendido con este acto. Siendole imposible separar su mano del lugar donde Sofía lo besó.
Mientras tanto, la silueta de la princesa desaparecía entre la lluvia.

En ese momento salió Hugo a su encuentro.

~Cierra la boca, pareces un tonto ¿Por qué no entramos?

~Ella es maravillosa, debo agradecerte por traerla a mi vida, sin ti jamás hubiera podido tratarla.

~Lo sé, todo es mi culpa, me debes una. Sonrió dándole un empujón, a lo que Axel comenzó a perseguirlo.

~¡Ven aquí!

~¡Alcánzame si puedes!. Gritó lanzándole una bola de lodo.

Axel y Hugo comenzaron a jugar como en los viejos tiempos. Garrick observaba feliz desde la puerta, temía que la situación de Sofía pudiera afectar su relación de hermanos, sin embargo parecían llevarse bien.

La princesa Sofía llegó hasta Encantia y corrió a encerrarse a su habitación. Sentía un centenar de sentimientos mezclados ¡Jamás se había sentido tan feliz! Axel la prefería por encima de la bella Sally.

~¡Sofía!, Habló James al otro lado de la puerta.

Sofía se apresuró a girar la manija para hacerlo entrar y el rubio extendió una carta.

~Amber la envío. Es para ti.

El corazón de la princesa comenzó a latir con fuerza. Hacía casi un mes que no tenía noticias de Amber y eso la mantenía preocupada.

Hola Sofía ¿Cómo te encuentras? Yo estoy de maravilla, me encuentro dando un paseo por la bahía mágica. ¿Sabés? Durante mi viaje he conocido a un joven maravilloso, es el Duque de Winterbor, nos enamoramos y estamos planeando visitar muy pronto a mis padres para darles la noticia de nuestro compromiso, pero no digas nada, ¡Quiero que sea una sorpresa!
Espero que seas muy feliz en compañía del rey Axel, sé que es un gran hombre que sabrá valorarte, ¡Quiero que seas dichosa! Y que olvides la razón por la que huí, ya nada de eso tiene importancia y lógicamente no te guardo ningún rencor, al contrario, te agradezco todo, por fin me casare por amor y no por obligación. Estoy segura de que seré muy feliz.

Con cariño: Amber.

Sofía apretó la carta contra su pecho y desplegó una sonrisa brillante.

~¿Son buenas noticias?, Intervino James con impaciencia.

~Las mejores ¡Ahora podré ser feliz!

~Te lo mereces Sofi. Aunque tu prometido todavía no me termina de convencer.

~James... Él puede parecer hosco en el exterior, pero cuando llegas a conocerlo te das cuenta que es totalmente distinto a todo lo conocido.

~Veo que lo quieres mucho.

~Lo hago.

~Si es así, creo que tendré que darle una oportunidad, pero si te lástima...yo... Tú sabes Sofi, siempre te protegeré. Contestó abrazando a su hermana.

En una casa en el centro del pueblo de Albuquerque se encontraba Sally dando vueltas.

~La princesa Sofia parece ser una linda chica. Hablo la señora Raquel.

~Muy hipócrita para mi gusto, me parece tan solo una niña mimada. Es la clase de personas que consigue lo que quiere solo por su belleza y que piensa que con una sonrisa se arregla todo.

~Sally... Esa no es una actitud digna, si el rey Axel te escuchará decir eso...

~Axel jamás me reprendería, ¡Él haría cualquier cosa por mi!, Ya lo verás abuela... Todo este embrollo terminará pronto. Y por fin las cosas tomarán su lugar.

~¿A qué te refieres?

~A lo que hemos planeado todos estos años. Tú siempre me educaste para ser una reina y es lo que seré. No esperaba que Axel me presentará a esa niña tonta tan pronto, pero eso solo hace que mis ganas de destruirla aumenten.

~¿Y que hay del príncipe Hugo? Él parece quererla.

~Él me ayudara a llevar a cabo mi venganza ¡Ya verás! ¡Todo sera de acuerdo al plan!

La señora Raquel le lanzó una sonrisa a lo que Sally caminó hacia el espejo.

~Axel jamás pudo resistirse a mí y esta vez no será diferente. Haré que se odien tanto...

~¡Eres maravillosa! Cuando comencé a incluirte en esta idea jamás creí que serias tú quien planetaria todo.

~Cuando me propongo algo, puedo llegar a ser muy empeñosa. Axel volverá a mis brazos, al igual que el reino, su fortuna y su amor. Por fin seré la mujer más poderosa del mundo y me codeare con la realeza.

A la mañana siguiente la señora Raquel comenzó sus tareas como ama de llaves. Axel y Hugo estaban felices de que su nana hubiera vuelto, para ellos era la madre que nunca tuvieron.

~Buenos días señora Raquel. Habló Axel haciéndole una reverencia.

~Mi niño... ¡No debes hacer eso! Tú eres el rey y yo simplemente una criada.

~Para nada, siempre será parte de mi familia.

El rey salió a los jardines del castillo y encontró a Sally olfateando un arbusto de rosas.
Al notar su presencia se sonrojo mostrándole las espinas de una de ellas.

~Parece una enredadera llena de espinas, pero quitando toda esa maleza se encuentra una bella flor. En ocasiones las personas no son lo que aparentan.

~¿A qué te refieres?, Titubeó Axel.

~Veo que estás muy enamorado de la princesa Sofia, mi pregunta es si ella siente lo mismo.

~Lo hace, me lo confesó anoche.

~Si es así ¿Dónde está tu hermano ahora?

~Esta practicando con Sofía, ellos son compañeros desde los 8 años, siempre han sido muy unidos y les encanta competir juntos.

~Yo no me fiaria... Tu hermano puede traicionarte, al fin y al cabo Sofía no es ajena a sus encantos. Sonrió al observar como Axel apretaba los puños.