Atrapada en el amor (Sofia y Axel)

La decepción de Amber.

~¿Dónde está Amber? Gritó Sofía entrando al castillo.

~Ella se fue una temporada con Tía Tilly. Contestó Miranda con tristeza.

~¡Debo hablar con ella!

~Lo harás cuando vuelva.

~¡Sofía!, Grito Roland mientras le hacía una seña para que se acercara a él.

Honestamente jamás había visto a su padre tan molesto.

La princesa se recargo sobre la puerta y el rey la miro fijamente.

~Entra. Habló con un tono de frialdad.

~Papá... ¡Perdóname! Yo no quería...

~No es necesario que me des explicaciones. Amber decidió irse por un tiempo, su estado de ánimo no es el mejor, pero me pidió que te dijera que no está enojada contigo y que te desea mucha felicidad.

~¡Pero papá! Yo debo verla, esto es muy apresurado...

~Estará bien, conocerá más gente y le ayudará para asumir el trono de Encantia. Lo que pasó solamente juega a nuestro favor, de esta forma podremos tener alianza con Albuquerque sin perder a nuestra primogénita. Francamente me tomo por sorpresa su decisión, apenas te conoce y todos creíamos que te entregaríamos al príncipe Hugo.

~¡Papá! Yo no estoy lista, quiero ser libre y asistir a la escuela como las demás jóvenes. Jugar con Clover y descubrir mis verdaderos sentimientos.

~Ya es un honor que el príncipe Axel haya puesto su atención en ti, pero si no te sientes bien puedes hablar con él, tu felicidad siempre se ante pondrá a cualquier cosa.

~¡Tienes razón papá! Contesto con felicidad.

Al día siguiente, después de una larga noche, salió al jardín y se tiró sobre el pasto, Clover, Mía y Robin llegaron a su encuentro.

~Sofía, escuché hablando a tu madre sobre lo que pasó anoche.

~¡No me lo digas! Axel logro lo que quería.

~Pero tienes 15 años, eres una niña, no creo que estés lista para casarte y mucho menos para reinar.

~Es cierto Clover... pero no hay nada que pueda hacer.
Ahora tengo que irme, mi entrenamiento con Hugo será en una hora.

La princesa llegó hasta la pista de patinaje y se sentó sobre una banca para atar sus patines. Tenía unas ganas inmensas de ver a Hugo y recibir uno de sus grandes consejos. Pero el príncipe parecía llegar tarde a su práctica.

Cuando finalmente apareció, notó que no se encontraba solo. Axel permanecía a su lado con una sonrisa resplandeciente.

Sofía se acercó rápidamente a ellos y les hizo una reverencia.

~Que gusto volver a verlos.

~No es necesario. Sé que ahora soy el rey de Albuquerque, pero eso no cambia nada entre nosotros.

~El protocolo no puede ser pasado por alto. Hablo con la voz cortada.

~Nada de reverencias, de ahora en adelante me tratarás como a cualquier persona. Contesto acariciando su mejilla.

Hugo intento no mirar esa escena tan bochornosa, pero lamentablemente se encontraba enmedio de los dos.

~Es momento de comenzar la práctica. Intervino aclarandose la garganta.

Sofía y Hugo patinaron hasta el centro de la pista y la princesa noto la molestia en la cara de su amigo.

~Hugo ¿Te pasa algo?

~Nada, estoy perfectamente. Aprovechemos este día, ya que será el último. Buscaré una nueva compañera de baile, tú estarás muy ocupada para ayudarme.

~No es necesario, yo siempre tendré tiempo para ti. Contestó con tristeza.

Hugo tomo su mano y comenzó a girar alrededor de la pista con ella en brazos. Axel no quitaba la vista de ellos y eso lo hacía sentir muy molesto, aún así logro hacer la coreografía con excepcionalidad.

~Es todo por hoy. Habló frotándose las manos.

~Hugo... Necesito hablar contigo... Eres mi mejor amigo, él único que puede ayudarme. Susurro tomándolo por el brazo.

El príncipe apenas giro la vista para mirarla, sin embargo sus facciones permanecían fruncidas.

~Ahora tienes a Axel para hablar, él podrá ayudarte.

Hugo siguió su camino y su hermano le palmeó el hombro.

~Muy bien hermanito, veo que ustedes están progresando.

~¿Vendrás a todas las prácticas? Sé cuál es mi posición, así que no haré nada que te deshonre.

~Es maravilloso ver a Sofía bailar tan delicadamente. Si tan solo supiera patinar sería yo el que la tendría en sus brazos.

~Estará en tus brazos siempre que quieras. Hablo siguiendo de largo.

~¡Hugo! Grito Sofía intentando seguirlo.

~No te preocupes por él, ha estado muy estresado estos últimos días. ¿Por qué no me acompañas al pueblo?, Te mostraré lo empático que soy.

~Pero...

~Shh. Solo déjate llevar.

Sofía tomó su mano y observó que los ojos de Axel eran totalmente sinceros. Quizás las cosas se habían dado de manera apresurada, pero no podía negar que era un hombre guapo. Tal vez si hubiera tenido la oportunidad de conocerlo mejor, se hubiera enamorado de él sin necesidad de forzar las cosas. Ahora era más difícil lograr esa cercanía, sin embargo haría todo lo posible para lograrlo.

Mientras caminaban por las calles de Albuquerque el príncipe mantenía un rostro de serenidad. Totalmente diferente a la primera vez que visitaron Encantia.

~Buen día rey Axel. Hablo una joven inclinándose.

~Buenos días señorita Sally.

~Veo que está mañana está muy bien acompañado, ¿Alguna nueva conquista?

Sofía frunció el ceño y Axel inmediatamente noto su descontento.

~Para nada, ella es mi prometida “La princesa Sofia de Encantia".

La joven se sorprendió e inmediatamente se postro a sus pies.

~Lo lamento mucho, no sabía que me encontraba frente a mi futura reina.

~No te preocupes. Contesto Axel levantandola del suelo. ~ Sé que no era tu intención.

Sofía intento desplegar una sonrisa, pero lo único que logró fue mostrar sus verdaderos sentimientos. La desconfianza había brotado en su pecho y pocas veces solía equivocarse.

~Espero verlos pronto... Me retiro.

La joven siguió su camino y Axel le ofreció nuevamente su brazo a Sofía.

~Su abuela trabajaba en el castillo. Ella solía jugar con nosotros cuando éramos niños, así que Hugo y yo la estimamos mucho.

~¡Maravilloso! Aunque Hugo jamás me habló de ella.

~Un viejo amor no se olvida tan fácilmente. Sonrió recibiendo una mirada de asombro por parte de Sofía.

~Y... Tú ¿Estuviste enamorado de ella?

~¿Por qué tantas preguntas? Eso quedó en el pasado y ahora tú eres mi futuro.

Sofía se sintió mejor al escuchar estas palabras. Gracias a eso, el viaje fue más ameno.