30- Píldoras.

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Outer estaba sentado en el sofá de la casa perteneciente a su cuñado, como había quedado cesante tras la paz, Blard le había ofrecido trabajar con él, pese no le agradara mucho hacer tanto esfuerzo físico, había sido entrenado para gastar sus energías de algún modo, rechazando las propuestas de administración que ofreció Night de mala gana.

Ese día era importante, podría ver a su pareja caminar otra vez, no había pasado mucho tiempo, pero permanecer de pie antes le cansaba bastante, ahora apreciaba cómo caminaba por la sala, sonriendo. El peliazul se incorporó para su encuentro y le abrazó, ambos se abrazaron mientras Stave reía a gusto.

— ¿Estás listo para salir?

— Claro. No soy tan débil.

— Stave. Se te olvida tu medicamento.

Blard salió del dormitorio donde había ayudado a Stave caminar por su cuenta para darle su medicina y un vaso, el rubio agradeció y se lo tomó, eran necesarias para que pudiera recuperarse con un ritmo más rápido.

El mayor de la pareja tomó la mano impropia y caminaron el tramo del pueblo; ahora estaba unido, podían ver personas de un lado conociendo a otras, todos se mezclaban, todo era paz otra vez, obviamente había algunos que todavía se oponían, pero no eran escuchados.

Tal hecho no les importaba mucho a los dos, habían cumplido su objetivo y ahora iban a visitar al árbol que antiguamente solo era para saber la división de ambos pueblos, un tronco que no estaba muerto, sino, deslumbrando sus hojas y las flores doradas que caían con la brisa, el rubio sonrió ampliamente, de todos modos había creado un vínculo íntimo con aquel árbol, y tras poder acercarse, abrazó el tronco.

— Sabía que ibas a florecer, amigo... —Susurró el rubio, Outer sabía que si alguien lo veía pensarían que estaba loco, pero conociendo la historia, sabía que había sido una estrecha relación.

Se acercó al menor y acariciando la corteza sonrió.

— Es gracias a ti, Stave.

— No... Tú fuiste... Tú fuiste su guardián, yo solo fui el mensajero a quien le dio una oportunidad de seguir viviendo... Gracias a ti también estoy... acá.

Con cierta timidez Stave besó la mejilla ajena, pero Outer en un pequeño juego corrió su cabeza para que el beso fuera en sus labios y así abrazarle, se iban a quedar un tiempo ahí, Outer protegiendo a su querido rubio, y agradeciendo por cambiar la vida de todos pese le insistiera lo contrario. 

Flor Andante. ¦ OuterStaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora