20- Estrellas.

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Había terminado su periodo de trabajo, lo más que hizo fue buscar la carta de Dream para mandárselo a Nightmare, no hubo mucho agradecimiento, solo un aviso que cuando le necesitara le notificaría, el resto era tener un tiempo libre el cual aprovechó para volver al mismo árbol y sentarse en sus raíces.

— Bu.

Outer no se asustó esta vez, solo salió de sus pensamientos para ver al joven de pecas siendo iluminado por la luna llena en el oscuro cielo.

— Pensé que desaparecerías más días.

— Ah~, si quieres me voy.

El mayor soltó una pequeña risa, antes de extender el pañuelo anaranjado hasta el adverso, Stave sonrió tomando la tela y se envolvió la muñeca con ésta, bastante contento se tiró al pasto, con la mirada fija en el firmamento.

— Está despejado. —Comentó el peliazul, imitando el gesto del rubio recostándose en sentido contrario al cuerpo impropio, así solo coincidían sus cabezas que solo estaban fijas donde las múltiples estrellas.

— Es muy lindo. —Respondió alzando sus manos, como si quisiera atrapar con sus dedos los lunares blancos y brillantes.

— ¿Sabes? Nunca creí que estaría acá solo por gusto.

— ¿No viniste por trabajar?

— Me dieron tiempo libre.

— Igual llevas una espada.

— Es la costumbre, además que no he parado en casa para dejarla.

— ¿Por qué viniste?

El peliazul miró al adverso quien también le estaba mirando con una suave sonrisa, Outer como pudo acarició su mejilla.

— Para verte. —Susurró, aunque agregó— Y devolverte el pañuelo.

Stave rió, pero tenía toques de nerviosismo, se sentó para poner las manos a los lados de la cabeza ajena que estaba todavía al revés, haciendo que las estrellas se vieran más brillantes, sus pecas eran otro universo inimaginable para otros.

— Eres un tonto.

— Te gusta visitar a este tonto incluso en las noches.

— Porque... Porque... —Stave volvió a reír, pero su rubor delataba la vergüenza— Bien, me pillaste, me gusta estar acá, y más si estás tú.

Outer le sonrió con ternura, volviendo a acariciar su mejilla, era un extraño momento el cual los dos se dejaron llevar, el rubio se acercó a su rostro, ambos rozando sus respiraciones hasta colapsar sus labios, no obstante, no duró mucho antes que Stave se separara inhalando de sorpresa, se tapó con dos dedos su boca, el peliazul por un momento sintió que el lugar se había iluminado por un milisegundo. Se sentó.

— ¿Qué pasa...?

— Y-Yo... —El de pecas titubeó y no podía pronunciar palabra, pero sonreía y a la vez las lágrimas bajaron por sus mejillas— Esto está mal... S-Siempre pensaba que iba... Pero...

No pudo continuar, soltó una pequeña risa que se volvió llanto, cubriendo su rostro con sus manos, Outer no entendía, pero solo le abrazó con cariño proporcionando suaves mimos. Tras unos minutos, cuando el menor se calmó, susurró.

— Las estrellas sí cumplen deseos...  

Flor Andante. ¦ OuterStaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora