Llevaba dos semanas sin ver al joven rubio, desde que le vio llorar aquel día agitado se preguntaba con mayor constancia si se encontraba bien, y estando más tiempo reflexionando cuando había mencionado que no quería morir.
En medio de la segunda semana pudo volver a ver a Stave, su expresión estaba muy distinta al del otro día, ahora sonreía entusiasmado, parecía que de su orbe visible salían chispas de felicidad, Outer quería saber la razón.
— Hola, Stave.
— Hey, Outer. —Saludó, deteniéndose justo donde ambas fronteras se detenían, el aludido miró el suelo, viendo los pies descalzos ajenos.
— Es invierno, no es bueno que estés con los pies descalzos.
— Me gusta estar al natural. —Comentó, para entonces hacer el mismo gesto de hace semanas, donde sus manos se plasmaban en la pared invisible— Pero ese no es el tema. Estoy feliz, y te agradezco porque se debe a ti.
— Fue ese rubio Dream que los detuvo.
— Pero tú no le mataste... —Su expresión se vio cálida— Y por eso existen recompensas.
Outer miró como el ajeno movía sus manos de arriba a abajo, después de un minuto insistiendo éste captó, e inseguro también alzó sus falanges para posar lentamente frente las palmas impropias, un poco más pequeñas, finas.
Stave soltó una risita y entrelazó los dedos, dejando al contrario algo nervioso por lo inesperado que había sido.
— Puedes hacerme una pregunta. —Dijo el rubio— Sé que estás muy curioso de mí.
— ¿Quién eres?
— Soy alguien que desea paz. —Respondió— Y así también podré florecer.
— ¿Acaso eres una flor?
— ¿Te he dicho dos preguntas?
— Pero.
— Te pasa por no ser concreto, bobo. —Soltó ambas manos, y caminó hacia un lado, Outer casi hipnotizado le siguió— Decías que es invierno, pero no significa que sea tan frío, uno es cálido si el otro es cálido.
— Suena a ciencia.
— Tómalo como desees, tonto.
Stave balanceaba sus brazos al caminar, como si fuera una pequeña danza hasta detenerse, el peliazul sentía que era más importante saber qué deseaba mostrar a que el trabajo que era estar parado sin hacer nada.
Se arrodilló y el peliazul notó una extraña flora de color violeta, pétalos que seguían escondidos pero que hacían notar que estaban naciendo bellas flores.
Outer miró el suelo por completo, estaba creciendo algo de pasto, muy pequeño pero que daba un aspecto distinto al lugar que pensaba que estaba muerto.
— Es precioso...
Stave se inclinó y besó la flor antes de darle una caricia con el dedo, y se levantó con un saltito.
— Calidez.
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Flor Andante. ¦ OuterStave
Fanfiction› Capítulos cortos. ›› Outer es un guardia entre las fronteras de razas contrarias, todo era una rutina de negar y discriminar, hasta el día que un joven rubio se acercó a él, y le hizo ver la belleza de la realidad.