La soledad vino a él tras ese día turbio, veía el cielo que permanecía con pequeños rastros del humo negro, ahora estaba sólo, Stave no había vuelto el siguiente día ni el que seguía, Outer cerró sus ojos esperando haber hecho bien, sin todavía creer que había congeniado con la raza impropia, seguramente si sabían ahora sí que lo matarían.
Miró su espada, y después el árbol donde el rubio amaba sentarse y abrazar, era un tronco grueso, tenía muchas ramas sin rastro de que hubieron hojas, según los abuelos, tenía flores doradas y sus hojas oscuras, era un árbol sagrado y ante la duda de donde pertenecía, lo dejaron a la mitad.
Con cuidado, alzó su espada enfundada para deslizar con suavidad sobre la corteza, de pronto, no pudo evitar pensar que desde su primer turno siempre estaba custodiando cerca del árbol, pero siempre evitando tocarlo, creía que era un monumento intocable, pero para aquel joven de pecas, parecía que amaba estar cerca de sus raíces, abrazarlo y recostarse.
Sonrió con suavidad, suspirando.
— Supongo que soy el perro guardián de este árbol. —Pensó en voz alta.

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Flor Andante. ¦ OuterStave
Hayran Kurgu› Capítulos cortos. ›› Outer es un guardia entre las fronteras de razas contrarias, todo era una rutina de negar y discriminar, hasta el día que un joven rubio se acercó a él, y le hizo ver la belleza de la realidad.