Ana
Éste era mi último ciclo universitario, dentro de poco iba a graduarme en leyes. Mi papá había sido la inspiración para que estudiar leyes.
Hacía un poco más de seis meses había comenzado a trabajar en un pequeño despacho jurídico, el dueño era mi mentor, básicamente, había aprendido muchas cosas en su despacho. Papá me había recomendado trabajar donde él lo hacía, pero era mejor hacer esto sola, no quería involucrar familiar, así no se mezclaban asuntos personales.El señor Arturo Palacios, o como sus clientes le conocían, licenciado Palacios. Era un hombre de avanzada edad, contaba con sesenta y un años, aún así su entuciasmo, vitalidad y su lado risueño lo hacían parecer joven, claro está que su apariencia física no lo hacían parecer de esa manera. Sus muy marcadas arrugas en la frente y en los ojos, junto a su cabello canoso más blanco que nada le daba el aspecto de anciano, sus anticuados anteojos ayudaban más a eso.
Cuando me presentaba frente a alguno de sus colegas, amigos e incluso familia, solía decir:-Ella es Ana Ponce, futura y excelente abogada
Me daba un poco de pena, pero solía decir que hablaba con la verdad.
Comencé a vestirme de sastre, la mayoría del tiempo eran colores monocromáticos, había dejado a un lado mis botas y el estilo que tenía tomando el formal. Sólo en mis tiempos libres vestía como antes.
Una vez Claudia me confesó que me creía alguien muy formal y que el día que me conoció en persona se había sorprendido de ver lo tan diferente que era mi aspecto fuera de la universidad.
Cuando ingresé a la universidad de Lourdes me topé con que la mayoría del tiempo debía asistir formal. En la otra lo hacía, pero no era a diario.Hoy era uno de esos días cansados, estresantes, extenuantes, pero de cierta manera lleno de brillo.
-Te traje café
Esa era mi novia sentándose a mi lado en una de las mesas del área verde de la universidad.
-Gracias
Le sonreí y le di un sorbo. Café con bastante leche, una de azúcar, tibio.
-¿Qué? ¿Ni un beso, ni nada? No me ves desde ayer a las dos ¿y así me saludas?
-No me hagas dramas
Con mi mano tomé su mejilla derecha y la besé en los labios.
-Está mejor, excepto por el sabor a leche
-De todo el contenido del café ¿sólo te enfocas en la leche?
-Sí
Quedamos en silencio.
-¿Cómo te fue hoy?
-¿Cómo te ha ido?
Reímos, casi siempre nos pasaba eso.
-Me fue pesado, esos sujetos son difíciles de impresionar, critican más de lo que aplauden. Preguntan tanto esperando a que te equivoques. De suerte que tengo de mi lado al licenciado Palacios
-De suerte. Me ha ido muy bien, sabes que amo lo que hago. Tengo que trabajar con un material que jamás he usado
Suspiró y acomodó su cabeza en uno de mis libros cerrando sus ojos.
-Ya quería verte
Sonrió al decirlo.
-Jajaja te falta decir "i'm addicted to you"
La frase la canté.
-Y sí i'm addicted to you, babe
Su voz sonó un poco ronca, sonreí, de la manera en que se puede sonreír a alguien que a uno le gusta.
Me incliné a su altura y besé sus labios, disfrutaba del roce de mis labios con los suyos. Todo iba bien, hasta que Lourdes interrumpió, como siempre.
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El Regreso De Emilia (Te Amo)
Teen FictionDespués de un tiempo viviendo en el extranjero con su familia, Emilia decide regresar a su país natal, circunstancias la pondrán de nuevo frente a la chica que alguna vez amó o realmente no sabe si aún ama, tendrá que bajar las barreras impuestas pa...