Parte XV

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Hola, cómo están? Qué tal fue su sábado (los que celebran dia de independencia, México y centro América)

Ana

Cuando desperté, en mi casa y con Lourdes a mi lado no pude hacer más que pensar lo peor.
Odiaba no poder recordar siempre que me emborrachaba. Odiaba no tener el don que Milo decía tener, recordar.
Lo último que recordaba era la voz de mi novia diciéndome que ya no tomara y a Lourdes opinando lo mismo.
Intenté forzarme a recordar, al no lograrlo sólo dejé caer la cabeza en la almohada.

-Por fin te despiertas

Dijo Lourdes girándose a mí, su tono reflejaba que estaba molesta.

-No hables tan fuerte

-¡Me vas a escuchar!

Se paró para ponerle el seguro a la puerta.

-¿Cómo...?

-¿Porqué dormiste conmigo?

Cerró la boca por un momento y volvió a abrirla para decir:

-Era tarde, me quedé a cuidarte

-¿Sólo eso?

-Si te refieres a que si pasó algo entre nosotros te equívocas, yo nunca le haría eso a Irene

-¿De qué quiere hablar?

-De que eres una completa idiota

La forma en que lo dijo, el tono, su mirada, me daba la impresión que algo muy malo hice.

-¿Yo qué ...?

-Te pusiste a beber tanto que terminaste llorando preguntándote "¿porqué?"...

La interrumpí y supliqué juntando mis manos.

-Por favor, dime que no dije que amo a Milo

-¡Lo sabía!

Espetó acusadora, yo no pude hacer más que sonrojarme nerviosa.

-Entonces sigues amándola

Me dejé caer en la cama tapando mi rostro con mis manos, suspirando audiblemente y sintiendo humedad en mis dedos. Era cierto, la amaba aún, y todo éste tiempo me había sentido con el corazón roto, como si me faltara algo y aveces, como si no estuviera realmente viva y eso era egoísta, porque Claudia era una chica increíble y la quería. Al haber visto a Milo sentí a mi interior iluminarse al mismo tiempo que se rompía más, porque estaba ahí, frente a mí y no podía tenerla, no podía estar con ella, por más que la amara, yo estaba con Claudia.
Tanto tiempo esperando su regreso y al hacerlo no me quedaba más que conformarme con verla de lejos.

-Sí

Dije en suspiro.

-Por favor, dime que no lo dije frente a Claudia

-No, no lo hiciste

-¿Porqué soy idiota entonces?

-Porque dijiste "debí confiar en ella, debí preguntarle, ahora no estaríamos así". Claudia supo de inmediato que no se trataba de ella y que tus lágrimas eran por alguien más

-¿Se molestó?

-Mucho, sobre todo porque nos preguntó de qué hablabas y nosotros no respondimos, dijo que sabíamos y que le molestaba de que no le dijéramos. Después se calmó, trató de comprender, estaba cuidándote...

Se quedó callada, la miré, ella miró a otro sitio.

-¿Y qué más?

-No quisiera decírtelo

El Regreso De Emilia (Te Amo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora