Parte XXXII

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Lourdes

Era martes por la tarde, casi noche, mi madre  estaba descansando en su cama, papá aún no llegaba y yo estaba en la sala viendo una película con Irene.
Todo estaba tan tranquilo, en silencio, hasta que el timbre sonó impetuosamente, por un instante creí que era papá, pero él tenía su propia llave y además entraba por la cochera. Me levanté con pereza para averiguar quién osaba a interrumpir mi paz.

Al abrir la puerta me topé con Milo y Lionetta, estaban en silencio pero había algo en ellas que me llenaba de curiosidad, se  veían hasta más relucientes.

-Hola, Lou

Dijo Milo haciéndose espacio para pasar al interior, abrí más la puerta para que la chica extranjera también pasara. Cuando volví a la sala acompañada de Lionetta supe que mi prima ya estaba sentada junto a mi novia hablando de quién sabe qué.
Se giró para verme y su voz como susurro dijo:

-Tengo algo que decirte

Sonaba feliz y sus ojos brillaban. Miré a Lionetta, tenía esa bonita sonrisa tímida, miraba al piso pero todo su rostro era iluminado por la sonrisa.

Algo bueno había sucedido.

-Dime

Cada segundo me llenaba más de curiosidad.

-Lionetta es mi novia

Sonrió levemente de lado, pero llegaba hasta sus ojos. Se miraban mutuamente.
Mi novia me miró entre sorprendida y alegre.

-Esa es una muy buena noticia, Milo

Respondí sonriendo también.
En verdad era una buena noticia, ambas por fin se habían dado cuenta de lo que sentían la una por la otra.

La tranquilidad volvió, aunque no duró mucho tiempo, el timbre volvió  sonar, fui de nuevo para averiguar quién interrumpía nuestra paz. Sentí sarcasmo invadiendo mi interior al saber quiénes eran, parecía una burla de la vida. Sin tanto preámbulo las dejé pasar y sin decir una palabra fuimos a la sala.

Observé atentamente el movimiento y expresión de todas y sucedió algo que no me esperaba. Ana al ver a Emilia sonrió y Emilia hizo lo mismo, se puso de pie y caminó a ella. Besó su mejilla y se abrazaron.
Miré a Lionetta, tenía una expresión tranquila, miré a Claudia, también estaba tranquila.

-¿Todo bien?

Había preocupación en la voz de Milo, lo había susurrado, pero yo estaba a su lado y lo había escuchado.

-Todo está perfectamente

Sonrió Ana, bastante feliz. Milo miró a Claudia y ésta le devolvió la mirada con una sonrisa. No estaba entendiendo nada.

-¿A qué debo su visita?

Pregunté sonando un poco descortés.

-Queríamos invitarlas a comer afuera

Dijo Claudia.

-Pero si están ocupadas está bien

-Vamos

Ana me miró, miró a Irene, a Lionetta y también a Milo.

-¿Porqué no?

Comentó Lionetta.
Miré a mi novia y sólo se encogió de hombros. Bufé diciéndole adiós a mi tranquilidad y subí a decírselo a mi madre.

En el coche de Claudia, Ana y Emilia conversaban, Claudia y Lionetta se integraban por ratos y yo no sabía qué ocurría. Cuando por fin estuvimos en el lugar al que nos llevaron y todas estaban concentradas viendo qué era lo que iban a comer me atreví a preguntar.

El Regreso De Emilia (Te Amo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora