Parte XXX

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Lionetta

Al despertar unas horas después, sentía que era la primera vez que descanzaba en mi vida.
Sentía tanta tranquilidad al estar en sus brazos.

Me giré hasta quedar frente a su rostro quería verle dormir, pero ya estaba despierta.

-Buenos días

Dijo sonriendo, también sonreí y respondí su saludo con un:

-Buenas tardes

-Nop, buenos días

-Es: buenas tardes

-Te apuesto un beso a que aún son buenos días

-Hecho

Salió de la cama y también de la habitación, a los minutos volvió con su teléfono.

-Traigo el viejo porque es el que tiene la hora local

Me lo entregó y eché un vistazo a la hora. 11:58 am ¡Rayos!
Aunque yo no perdía con ese castigo. Le di un corto beso y la escuché quejarse.

-¿Qué pasa?

-Muy corto

-No especificaste el tiempo

-Dame otro

-No. Primero vas y tomas una baño, apestas a licor y cigarro; y al perfume de Ana

Vi cómo se sonrojó y eso me causó gracia.

-Me pediste que fuera sincera siempre

-Pero hay cosas que no me espero

Se puso de pie, tomó una toalla, se llevó el teléfono y salió, poco después se escuchó una puerta cerrarse.

Sonreí, pero la sonrisa no duró mucho en mi rostro. Suspiré recordando lo que dije, aunque se había cambiado de ropa seguía con el olor de Ana impreso. No era lo que debía importarme, me dije a mí misma. Pero igual, Stephan y yo seguíamos siendo sólo amigas. Pero ahora sabía que tenía una esperanza para estar con ella.
Sabía que muchas cosas iban a cambiar desde ese momento.

Emilia

-Vamos ¡Contesta!

Era la segunda llamada en menos de cinco minutos y mi primo no respondía.

-¡Aló!

Sonaba molesto.

-Relajate, soy yo

-Ya sé ¿Qué quieres?

-¡Hey! Calma ¿Qué te sucede?

-Estoy ocupado

Sonreí internamente.

-No te quitaré mucho tiempo, después puedes volver con tu novia

-Te odio ¿sabías?

-Me amas, lo sé

-¿Qué desea mi fastidiosa prima?

-Prestame tu coche mañana

-¿Irás con tu novia a la playa?

-¿Cómo lo supiste?

-Tengo un don

-Ajá ¿Me lo prestas o no?

-Claro, sólo vas a casa por él

-¡Gracias!

-Sólo no vuelvas a interrumpirme

-Como si adivinara en qué estás

-Sí, bueno, adiós

Ya que tenía resuelto eso podía tomar ese baño que necesitaba.

Me había avergonzado que Lionetta dijera que aún olía al perfume de Ana. Había sonado divertida, pero yo no era ninguna tonta, el hecho no le hacía ninguna gracia.

Después de bañarme e ir a la habitación, donde Lion no estaba, me vestí, me sequé el cabello y me peiné. También me puse perfume. Mientras me veía en el espejo descubrí una pequeña mancha en el cuello de color violeta, recuerdos aún de la noche con Ana. Comencé a buscar entre las cosas de Lion y con algo de maquillaje oculté un poco la mancha, al menos no era tan grande.

Bajé a la sala suponiendo que Lionetta estaba ahí, el ambiente olía a panqueques.

-Deberías esperarme para que te ayude

Dije entrando en la cocina.

-Sabes cómo soy. Además, si te esperaba no terminaría nunca y  tengo hambre

-A la próxima deja que te ayude

-Entonces en la noche me ayudarás a hacer carne

La miré con los ojos bien abiertos.

-Pero yo no soy experto en carnes

-Ayudas en la cocina del restaurante de mi padre

-Sí, pero nunca ayudo con las carnes. Yo sé hacer pastas

-¿No quieres?

-Sí, pero...

-Mejor ayudame a poner la mesa

Dijo dándole vuelta con la espátula al panqueque.

Por la noche le ayudé en lo que me pidió, mientras cocinábamos, hablábamos y bromeábamos, era tan cómodo estar con ella, no necesitaba ser otra persona, podía ser yo misma.

-No sé cómo es que mi padre te deja participar en su cocina

-Ahí no tengo que hacer el pollo que haces ahorita

-Sí, claro

Por la mañana hice que se levantara temprano, le dije que teníamos que ir a un lugar, no le mencioné que íbamos a la playa, quería que fuera una sorpresa.

Llegamos a casa de mis primos, saludamos a mis tíos, hablamos un poco, muy poco y después, talvez porque Adrián lo comprendía, dijo:

-Toma

Entregándome las llaves.

-El carro está donde siempre

Nos despedimos de todos.
Ya en el carro camino a la playa ella me preguntó:

-¿A dónde vamos?

-No te lo diré aún

Y para que no lo supiera tomé otra ruta. Cuando lo descubrió dijo muy feliz:

-¡La playa! ¡Gracias! ¡Muchas gracias, Stephan!

-Te emociona aunque ya has estado aquí

-Pero aún así me emocionaré como si fuera la primera vez [créditos por la frase a mi amiga Andy]

Sonreí, me gustaba cómo ciertas cosas le provocaban felicidad, llevarla a la playa había sido la mejor decisión de ese día.

No me odien por hacerles un capítulo tan corto. O por no decir nada "relevante".
Tengo serios problemas para escribir, me deprime no poder hacerlo. Toda una semana y esto es lo que logré.
Necesito inspiración, necesito a alguien que me inspire, pero no hay, no existe.

Pero ni es sueños voy a pausar esto, porque es mentira, así jamás lo terminaré.
Les adelanto que pienso hacer la última publicación el 31 de diciembre, para que sea justo al año de haber empezado ésta historia.

Bye

AlekAndrey

El Regreso De Emilia (Te Amo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora