Parte XIX

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Emilia

Mi teléfono vibró sobre la mesa de noche, me lancé a la cama esperando que el mensaje fuera de Rosetta, la noche anterior me había dejado esperando su respuesta.

-No sé

Decía su primer mensaje.

-En verdad?
Quiero fotos de ustedes
Y hablo en serio, Stephan

Me apresuré a responder, seguro mi peinado ya estaba arruinado.

-Sin duda habrán fotos
Quiero esas fotos

-Envíame una de mi hermana en este momento

-No puedo

-No me vayas a decir que no trae su vestido puesto y que por eso no puedes

-Verás cuando regrese a Italia 😑
Mal pensada 😒
No puedo porque está en el baño

-Ah! Por un momento pensé otra cosa 😂

-Tú y Lion no se parecen en nada

Me envió un audio.

-Es lo que crees, Lionetta talvez no sea así la mayoría del tiempo, pero cuando lo hace jaja, es una pena que no sea así contigo, espero que cuando lo haga yo esté allí para ver tu cara

-Muy graciosa

Le respondí en audio.

-Me extrañas 😌

Estaba por contestar cuando vi los pies descalzos de Lion entrar al cuarto, no puse atención a ella, estaba en una batalla con su hermana.

-¿Aún no te vistes?

No sonaba molesta, más bien divertida.

-Estoy escribiéndole a tu hermana

Respondí sin quitar mi vista de la pantalla.

-Yo creo que eres tú y me extraña 😏😉😈

Le respondí a Rosetta. Vi que decía escribiendo, justo en el momento que sentí a Lionetta sentándose a horcadas sobre mí, jamás lo había hecho, ni cuando nos besábamos.

-¿Sucede algo?

Le pregunté con voz neutra, ni en sueños le dejaría saber que eso me ponía nerviosa. Aparté el teléfono dejándolo donde estuvo antes y la miré, me sorprendí, sólo estaba en ropa interior, sostén negro y unas bragas con encaje, también de color negro, de inmediato sentí el calor en mis mejillas.

-¿Q-qué haces?

-Nada

Respondió con fingida inocencia, pero tenía esa sonrisa maliciosa.

-¿Nervioso?

Preguntó.

-Por supuesto que no

Sonreí torpe, claro que estaba nerviosa.

-¿Seguro?

Se inclinó sobre mí apoyándose en sus brazos.

-Se-seguro

-No parece

Sonrió mirándome a los ojos. Nos miramos por mucho tiempo, puse mi mano en su cuello, la atraje a mí y la besé, ya no era un beso suave, era urgente y con un muy marcado deseo.

¿La deseaba?

No sabía y no era momento para cavilaciones, una de sus manos se posó en mi hombro, bajándola poco a poco por mi pecho hasta llegar a mi seno izquierdo por encima del sostén.
Mis manos por el contrario viajaron por los lados de su cuerpo, pasando por su cintura, su espalda baja, hasta llegar a su trasero, con mis manos allí la empujé haciendo que recargara su peso sobre mí. La forma del beso cambiaba, otra vez era suave y lento, de a poco se apartó hasta quedar sentada sobre mí otra vez, mis manos seguían acariciando sus muslos, su rostro estaba sonrojado, era obvio que no de la vergüenza, mi calor corporal me indicaba que estaba igual que ella.

El Regreso De Emilia (Te Amo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora