Lionetta
Los siguientes días fueron normales, Stephan estaba de buen humor, cocinábamos, veíamos series o películas, jugábamos cartas y hasta bailábamos canciones románticas antes de dormir y era lo que más me agradaba del día. Pero eso no quitaba que pareciera extraño y lo noté después de tres noches seguidas despertando a mitad de la noche y notar que no estaba en la cama, las primeras dos veces creí que estaba en el baño o la cocina tomando agua, pero la tercera vez me pareció poco normal, miré el reloj del teléfono, era casi exactamente la misma hora de las noches anteriores, me quedé acostada un momento mirando al techo, pensando.
Decidí buscarle, en el baño, en las habitaciones, en la sala, en el baño de abajo, en la cocina y fue allí que noté la puerta que daba al patio semiabierta, me acerqué, hacía frío, en la mesa de concreto parecía estar sentado alguien, de espaldas a la puerta, el aire olía a cigarro y el punto rojo en medio de la oscuridad confirmaba todo.
No debía acercarme, no le gustaba que me acercara mientras fumaba.
Decidí hacer té y esperar a que entrara, pero más parecía que había fumado más de tres.Cuando por fin entró noté que se sorprendió muchísimo, me miró, miró la puerta y volvió a mirarme a mí.
-¿Qué haces?
-Te estaba esperando
-¿Sabías que estaba afuera?
Los nervios se le notaban.
-Sí, vi que fumabas, no quise interrumpir
-¡Ah! Okay
-¿Quieres té?
Ya había servido mi té, me giré para llenar otra taza, iba por la mitad cuando escuché.
-No, gracias, iré a dormir
Me detuve de inmediato y me quedé inmóvil procesando su rechazo, odiaba los rechazos, sobre todo cuando yo estaba siendo de lo más amable, dejé las cosas como estaban, hasta el deseo del té se me quitó y es que ni siquiera se ofreció a acompañarme, raro de Stephan.
Subí con desgana a la habitación, al entrar noté que no estaba allí, fui al otro cuarto, giré la perilla con cuidado de no hacer ruido, pero ésta llegó a su tope y no abrió, estaba con seguro por dentro.
Con el sentimiento de enojo y tristeza regresé al cuarto y cerré sin prever que se azotaría la puerta ¿qué más daba?Me eché en la cama a llorar, sinceramente no entendía qué sucedía.
Y desafortunadamente me dolía.
Emilia
Últimamente chateaba y hablaba mucho por teléfono con Ana, al principio cuando sólo era chat me quedaba en la habitación, pero podía despertar a Lion, así que me salía al pasillo, luego a la sala, luego vinieron las llamadas y en la última me salí al patio en medio de la oscuridad, se había puesto nostálgica contagiándome, empecé a fumar y antes que comenzara a llorar le prometí que la siguiente noche nos veríamos. Sólo faltaba la excusa perfecta para salir de casa.
Había dormido en la habitación de Lourdes una noche más, lejos de Lion, últimamente quería estar sola, quería pensar, quería resolver el acertijo, sabía que tenía que explicarle porqué actuaba así con ella, porqué no me atrevía a dormir a su lado cuando hablaba con Ana, aunque ella no sabía que hablábamos.
¿Podría ella entender porqué me sentía incluso incapaz de mirarla a los ojos cuando Ana invadía mi mente?
Sentía que de alguna manera la traicionaba y eso era ridículo, Lionetta no tenía ningún sentimiento romántico por mí, ella lo había dicho.
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El Regreso De Emilia (Te Amo)
Novela JuvenilDespués de un tiempo viviendo en el extranjero con su familia, Emilia decide regresar a su país natal, circunstancias la pondrán de nuevo frente a la chica que alguna vez amó o realmente no sabe si aún ama, tendrá que bajar las barreras impuestas pa...