Capitulo 12

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Capítulo 12

Me quedé quieta, se me olvidó incluso como se respiraba. Di un paso adelante.

- ¿Qué hacen aquí?

- Hace unos meses le enviamos una carta presentándonos. Pero, no hemos recibido contestación y...

- ¿Y? (De nuevo, di otro paso adelante) Si no han recibido respuesta es que no la hay.

Miré ahora al señor, Julián había dicho que se llamaba, no había aun dicho nada, solo me miraba.

- Señorita, por favor, solo quer...

- No tienen nada que hacer aquí. (Miré de nuevo al hombre después de interrumpir a Marian) O se van o llamo a la policía.

Ese hombre seguía mirándome desafiante, no aparté mis ojos de los suyos, de nuevo otro paso hacia ellos. 'le no habló, pero, cuando di aquel pasó agarró mi brazo.

- Es nuestra hija.

Intenté soltarme, pero era fuerte, noté como Malú se ponía a mi lado, su mano paró en el brazo del señor.

- Así no se solucionan las cosas.

Movió su mirada de la mía hasta la de Malú. Asintió y bajó la cabeza. No dijo nada más, se dio la vuelta y se marchó. Miré a la señora, seguía de pie delante de nosotras, tenía la cabeza agachada, miró a un lado como su marido salía por la puerta de la entrada, nos miró de nuevo.

- No pedimos nada, no... (Apenas podía hablar, sus ojos llenos de lágrimas) no queremos nada. Solo... (bajó de nuevo su cabeza) solo queremos verla una única vez.

Cerré los ojos, bajé un instante i cabeza, pero, no. No iba a caer. La miré de nuevo.

- Haberlo pensado antes. (Me miró)

- Vane... (Miré a Malú, no dijo nada más, volví a mirar a Marian)

- Váyase, por favor.

Giré mi cuerpo, cogí el paño de la puerta de entrada de mi casa y la cerré. Cogí aire y me volví a la cocina. Me senté en el taburete y me serví un poco de vino tinto.

- Vanesa... (mi chica, se sentó a mi lado, la miré) ¿Y si...

- No Malú. (Volví a beber de mi copa)

- Vane... quizás solo es eso, quieren verla y luego...

- ¿Y luego? (La miré de nuevo) Querrán más. (Bajó su cabeza) Y no Malú. Tuvieron una oportunidad y la dejaron escapar. (Me levanté, ella seguía sin mirarme) La abandonaran. La dejaron sola. (Me miró) No se merecen verla. No se merecen conocerla. No.

- ¿Y si han cambiado? Ellos...

- La gente así no cambia Malú. No.

- Todos podemos hacerlo... (Se levantó, cogió mis manos) Charlotte también merece conocerlos.

Solté sus manos de las mías y di un paso atrás.

- Nuestra pequeña quizás quiere saber de dónde viene...

- Mi hija sabe bien de donde viene. (Volví a dar un paso) De un colegio que le abrió las puertas para crecer, de un Buenos Aires que le regaló una vida...

- ¿Tu hija?

Seguía sin mirarme, apenas me había dado cuenta de lo que había dicho hacía ya un par de minutos. Bajé mi cabeza, ella lo notó y me miró. Lo pensé poco, porque o necesitaba más tiempo, la miré de nuevo. Asentí.

- Sí. Mi hija...

Narra Malú

La vi saliendo de la cocina, me di la vuelta sentándome de nuevo en uno de los taburetes de la cocina, cogí su copa de vino y me la bebí de un solo trago. 'Mi hija', esas dos palabras giraban por mi cabeza sin parar. Volví a rellenar la copa de vino tinto y de nuevo, de un solo sorbo, me la bebí. Cerré los ojos cuando lo noté bajar por mi garganta al mismo tiempo que una lagrima lo hacía por mi mejilla.





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Esas dos palabras le han dolido un poquito a Malú, ¿no?

El próximo se viene cargadito de emociones... Sí, de más emociones...

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En la cola del viento 2Where stories live. Discover now