En la cola del viento 2

Capítulo 14

Capítulo 14

Apreté su mano encima de la mesa y le asentí. Me levanté antes de que volviese a sonar el timbre de casa, de nuevo Charlotte salió corriendo de la terraza hasta el salón gritando que abría ella. Me reí mirando a José levantarse.

- Es un terremoto.

- No lo sabes tú bien.

Comentábamos mientras salíamos juntos de la cocina. Nos dirigimos hasta la entrada, vi a la pequeña abrazándose a Alba y sonreí.

- ¡Feliz cumpleaños pequeña!

- Gracias tía Alba.

Se separaron y mi amiga le dio una pequeña bolsa que Charlotte no dudo en abrir directamente. Era un bolso de color amarillo que Charlotte tardó un segundo en colocarse a un lado y pasearse por todo el salón.

- ¿Te gusta?

- ¡¡Sii!! Voy a enseñárselo a mami.

Volvió a salir corriendo hacia la terraza, José la siguió detrás después de dar un beso rápido a Alba. Ella dejó sus cosas en la mesa y se acercó a mí, mientras yo hice lo mismo.

- Amiga...

Le sonreí y la abracé fuerte. Hacía ya dos semanas que apenas habíamos hablado, y se me había hecho eterno. La apreté fuerte. Nos separamos y nos sentamos juntas en el sofá. Resopló.

- Vivo cansada... (Le sonreí, poniéndome de lado para observarla)

- ¿Está todo bien? (Asintió mirándome también)

- Voy a bajar el ritmo de trabajo... (Me sorprendí) No me mires así. (Bajé la vista)

- Así querías que fuera.

- Lo sé. (La miré de nuevo) Sabía que una subida de cargo traía mucho más trabajo, pero, quiero que... (Se tocó la barriga) todo esté bien. (Le sonreí) Así que, debo tomarme la vida de otra forma.

- ¿La vida? (Asintió de nuevo)

- Han sido unas semanas agotadoras... Menos, (sonrió) estos últimos días. (Le sonreí)

- ¿Has hablado con José?

- Claro. Vanesa... me anticipé en pensar todo aquello... (Dejó de mirarme) Creo que el exceso de trabajo, el embarazo, las neuronas que las tengo alborotadas hicieron qué pensará demasiado.

- Pero, les vistes... es normal que...

- No Vane, (me miró) lo que es normal es que le pregunte a José que hacían allí antes de montarme la película en mi cabeza. (Bajé mi cara) Lo normal es que... confié en él tanto como él lo hace conmigo.

- No te dijo que había quedado con ella.

- Vanesa... (La miré de lado) No seas dura.

- ¿Qué no sea dura?

- Eso he dicho. (Resoplé) Inma le llamó esa misma tarde. El mismo día que había llegado de nuevo a Madrid.

- ¿Qué hace aquí?

- Tiene una serie... en Barcelona no le iba del todo bien y...

- ¿Y porque José?

- Pues... pensó que nosotras no le hablaríamos...

- Piensa bien. (Giré mi cuerpo, apoyando mi espalda en el sofá)