A pesar de tener la seguridad de que estaba a salvo Minerva entro a su casa con miedo y nervios. No se arrepentia de lo que hizo, pero era muy consciente de las consecuencias que sufriría si sus padres se enteraban de que rompió el auto.
Después de la confesión de su padre esperaba encontrarse con la casa hecha un caos. Sin embargo, encontró todo en orden y en silencio.
—¿Mamá? ¿Papá? —alzo la voz buscándolos y al no obtener respuestas subio las escaleras rumbo a su habitación.
En el pasillo sus oídos comenzaron a escuchar ruidos en la habitación de sus padres. Aquellos ruidos eran los de una cama y las respiraciones agitadas de dos personas. Rápidamente Minerva se dio cuenta de lo qué pasaba y pensó lo peor hasta que identificó sus voces. Por un momento penso que el maldito de su padre se había atrevido a llevar a su amante, pero no, estaba teniendo relaciones sexuales con su madre. Sintió asco y corrió a su habitación, cerro la puerta de un golpe haciéndose notar y se acostó en la cama para después conectar los auriculares a su celular y escuchar música.
Supuso que lo que estaba pasando era una reconciliación y no podía creerlo. Su padre confesó serle infiel a su madre, o sea romper con uno de los principales acuerdos del matrimonio y también romper su autoestima. No entendía cómo su madre podía haberlo perdonado. Ella ni siquiera podía considerarlo y eso también la enojaba. Siempre se peleaban de muy mala manera y al otro día hacían como si nada hubiera pasado, mientras ella se quedaba angustiada.
La furia volvió a apoderarse de su cuerpo pero intento contenerla para no cometer una idiotez y decidió que lo mejor sería intentar dormir.
En su casa Julián también decidió encerrarse en su habitación luego de enojarse al ver como su padre atendía amorosamente a su madre y ella no le prestaba atención por estar chateando con alguien. Cada día sospechaba más y más de que era infiel.
Dos horas más tarde sus madres golpearon las puertas de sus habitaciones para que bajarán a cenar.
Minerva intento poner buena cara y actuar normal, de nada servía si era costumbre suya verse y estar de mal humor cuando tenía que tratar con sus padres. Abandono su habitación y bajo a encontrarse con ellos, supuso que estarían en la cocina y los encontró en el comedor donde sólo cenaban en caso de tener visitas. Ninguno hablo, los tres ocuparon sus lugares y se dedicaron a comer.
—¿Cómo está Evie? —su madre pregunto rompiendo el hielo.
—Bien. —Minerva se limitó a responder— ¿Qué hicieron respecto a lo sucedido con el auto? —su curiosidad no pudo soportar las ganas de preguntar.
—Presente una denuncia pero la policía no hará nada porque tiene la certeza de que fueron unos niños de tu edad y como ya sabes al ser menores de edad no se puede tomar medidas legales con ellos.— su padre hablo sin quitar los ojos del plato frente a él.
"No soy una niña" quiso decir Minerva. No obstante conforme con la respuesta obtenida y sin ganas de hablar guardo silencio el resto de la noche.
Mientras tanto en casa de Julián cenaban solos con su madre ya que a su padre le había tocado cubrir a un compañero del turno noche.
Quería evitar comportarse como un paranoico pero a la vez estaba al tanto de todo lo que su madre hacía, por si en medio podía encontrar alguna pista para confirmar sus sospechas.
—¿Qué hiciste hoy? —ella dejo de usar su celular al notar su mirada de reojo e interpretó que queria charlar.
—Nada. —Julián respondió desinteresado y sin quitar la vista del televisor.
—¿Estuviste todo el día afuera de casa haciendo nada? —su madre insistió.
—Pase el rato con mis amigos. —respondió rodeando los ojos.
—Necesito ir al baño. —comento ella y dejo su plato en la mesita de enfrente.
Julián la siguió con la mirada hasta que desapareció al doblar en el pasillo y luego miro el sofá dándose cuenta de que había dejado su celular. En ese mismo instante el aparato comenzó a vibrar, noto que estaba desbloqueado y tenía un mensaje de texto. Sin pensarlo lo agarro y entro a leer la conversación. El número no estaba agendado pero le alcanzó con leer para descubrír lo que tanto temía. Su madre le contaba a su amante que esta noche su marido estaría fuera de casa, él pedía verla, ella lamentaba no poder por su hijo, y él le decía que de todos modos debía quedarse con su esposa e hija.
En su cabeza no pudo evitar imaginarse algo horrible. Un nudo enorme se formo en su garganta y trago saliva intentando aliviarlo. Ahora no sabía cómo continuar y no quería terminar como Minerva. Se tranquilizó, dejo el celular donde estaba y él también se posicionó igual que antes para disimular. Cuando su madre volvio tomo asiento, agarró su celular y le dedico una pequeña mirada a Julián, pero no sospecho nada.
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Daddy Issues
Teen FictionTerminada. Adoro que tengas problemas paternales, yo también los tengo. 《N°10 en #DaddyIssues de entre 96 historias》 《1 en #ProblemasPaternales de entre 10 historias》