Su padre cargaba cosas en el auto, esta vez su auto restaurado, y Minerva lo observaba parada en el umbral de la puerta principal. Otros vecinos entrometidos hacían lo mismo, su atención había sido llamada cuando su madre arrojo las pertenencias de su padre afuera y le pidió a gritos que dejará la casa. En ese momento ella también lo observaba, pero más de cerca, parada en medio del camino con una sonrisa maliciosa. Él termino de guardar todo y se acercó suplicando con la mirada.
—¿Estás segura? —su padre preguntó. En su mente se imaginaba que pronto volvería a casa, ya lo había vivido hace muy poco.
—Muy segura. —afirmó su madre— Esta vez es definitivo.
—Podemos llegar a un acuerdo. —él intento hacerla cambiar de opinión.
—Espero que lo hagamos en la división de bienes, porque también quiero el divorcio. —ella respondió tranquila y desafiante.
—Esto no quedará así. —prometió su padre con firmeza.
Espero una respuesta del otro lado pero no la obtuvo y enojado se apresuró a subir al auto para después alejarse. A los pocos minutos detrás de su auto avanzó otro y se detuvo frente a la casa de Minerva. Arriba del auto la esperaban Julián y sus amigos. Ella se despidió de su madre y fue con los chicos. Debían continuar con el siguiente paso de su plan. El primer paso ya estaba dado, pero no alcanzaba con que su madre echará a su padre de casa y le pidiera el divorcio. Necesitaban pruebas de su infidelidad.
Nuevamente Marcos había aceptado hacerle un favor a su amigo. Además le divertía tener que perseguir a alguien como en una película, mientras no lo descubrieran. De ser así se metería en problemas. Por eso puso toda su concentración para conducir detrás del padre de Minerva manteniendose cerca y a la vez distante.
Después de unos minutos llegaron a un edificio que ya conocían y Minerva confirmó que no se equivocaba al suponer que su padre iría con su amante. No tenía otro lugar donde quedarse. Ella y los chicos esperaron que su padre bajará del auto pero no lo hizo y comenzaron a temer ser descubiertos. De repente la secretaría Kelsey Lyn apareció saludando con un movimiento de mano y muy sonriente, se acerco al auto de su jefe y subió desapareciendo de sus vistas.
—¿Qué hago? —Marcos pregunto dirigiéndose a Minerva.
—Síguelo. —ella ordenó de inmediato.
Cuando el auto de su padre volvió a arrancar continuaron siguiendo su camino. Se dirigieron derecho por la calle en la que ya estaban, hicieron seis cuadras antes de doblar a la izquierda en una esquina y volver a detenerse. Esta vez se encontraban frente a un simple restaurante y supusieron que los amantes compartirían el almuerzo.
El padre de Minerva bajó y dio la vuelta para ayudar a Kelsey. Ella lo recibió sin dudarlo, se puso de pie acomodando su vestido y acortó la distancia para poder darle un corto beso en los labios. El beso fue tan rápido que Minerva no pudo fotografiarlo, además se desconcentro con la reacción de su padre que sorprendentemente no fue buena. Él se puso serio, alejo a su amante y entró apresurado al lugar. Temía que alguien conocido lo vea. Kelsey sabía eso, pero no le importaba, esperaba ansiosa que abandone a su esposa para formalizar su relación con ella.
—Voy a entrar. —aviso Minerva e hizo por bajarse del auto.
—No. —Julián la detuvo tomando sutilmente su brazo— Ellos van a verte y se echará todo a perder.
—Tienes razón. —ella asintió poniéndose nerviosa—Tampoco puedes ir tú. —agregó dedicándoles una mirada a los dos chicos restantes.
—Yo iré. —Hazel habló. Si algo sabía hacer era fotografíar a personas sin su consentimiento. Estaba mal, y no le servía para nada, hasta esa ocasión.
Minerva le entregó su celular y Hazel lo guardo en su bolsillo cuidadosamente. Abandonó el auto, cruzo la calle corriendo y entró al restaurante buscando a Paul y Kelsey. No muy lejos suyo los dos se encontraban en una mesa casi escondida en un rincón. Hazel se acerco evitando mirarlos demasiado y tomó asiento en una mesa libre frente a ellos. Sus expresiones eran serias y parecían discutir. Apenas podía oír palabras sueltas, y no eran ayuda para confirmarlo.
—¿Qué va a pedir? —una mujer interrumpió asustandolo.
—No lo sé. —fue lo primero que se le ocurrió responder a Hazel— ¿Podría dejarme ver el menú?
La mujer cuyo nombre Florence llevaba bordado en su remera no dijo nada y le entrego lo que pedía. Pensaba esperar que el joven tomará su decisión pero otro cliente entró y se alejo. Entonces Hazel volvió su mirada a los amantes. El padre de Minerva hablaba sin parar, como si suplicará por algo, y Kelsey escuchaba cabizbaja. Por si acaso Hazel sacó el celular prestado y abrió la cámara, preparado para tomar la escena indicada. Tuvo suerte y el momento no tardo en llegar. La discusión acabo en reconciliación y de nuevo Kelsey tomó la iniciativa acercándose al padre de Minerva hasta unir sus labios en un cariñoso beso que Hazel fotografió de cerca. Sin perder más tiempo salió apresurado del restaurante y volvió al auto donde sus tres acompañantes esperaban ansiosos.
—¿Y qué pasó? —Minerva no pudo controlar su impaciencia. Hazel no habló y le extendió el celular dejando que las imágenes hablarán por si solas— Me dan asco. —ella pensó en voz alta y guardó el celular en el bolsillo de su pantalón— Gracias. —se dirigió a los otros chicos y ellos respondieron con un ligero movimiento de cabeza.
—¿Y ahora qué pasará? —pregunto Marcos sintiendo curiosidad.
—Espero que las fotografías ayuden a acelerar los trámites de divorcio. —Minerva respondió soltando un suspiro.
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Daddy Issues
Teen FictionTerminada. Adoro que tengas problemas paternales, yo también los tengo. 《N°10 en #DaddyIssues de entre 96 historias》 《1 en #ProblemasPaternales de entre 10 historias》