Mientras Julián caminaba tarareando la canción Whole lotta love de Led Zeppelin, pensó que debería haberle dicho a Minerva que no salga del escondite hasta que él vuelva. Era difícil salir de ahí y estando en una zona bastante desolada podría ser peligroso. De todas maneras dudo que vuelva a casa pronto. Estaba en graves problemas y sería difícil salvarse.
Al llegar a su cuadra noto que en la casa de sus vecinos ya no se encontraba el auto, supuso que la policía se lo había llevado y entro a su casa.
De inmediato escucho a su madre hablando con alguien pero no pudo entender qué decía porque lo hacía en voz baja. Siguió su voz hasta llegar a la cocina donde vio que hablaba por celular e inevitablemente se escondió para intentar escuchar la conversación.
-Yo también -ella hablo soltando un suspiro-, pero sabes que no puedo. -el tono en su voz no lo escuchaba hace mucho y tuvo la certeza de que no hablaba con su padre- Me encantaría, acepto todo mientras sea contigo. -aquel comentario le hizo saber que tenía razón y entro en la cocina raspando su garganta para llamar la atención- Está bien. Adios. -su madre se puso seria y colgó rápidamente- Saliste temprano hoy. - comento buscando una explicación.
-Sí, fui a caminar. -él mintió con facilidad. No le prestaban atención, ni siquiera notaron que no durmió ahí, podía mentir con lo que sea.
-¿Escuchaste algo acerca de lo que sucedió anoche? -ella pregunto tomando asiento en la mesa para terminar su café.
Julián optó por cerrar la boca y negó con un movimiento de cabeza.
-Atacaron el auto de los vecinos de enfrente, rompieron todos los vidrios y terminó en llamas. La policía sospecha que intentaron robarlo y algo se salió de control. -ella contó lo que sabía gracias a la vecina de al lado.
-¿Cómo sabes eso? -él pregunto dudando de su fuente de información. A veces los vecinos contaban mal las cosas.
-Clarissa me lo contó. -su madre nombro a la vecina.
"Lo sabía" pensó Julián. Era la misma señora que siempre estaba hablando de los demás y haciendo correr rumores.
-¿Hicieron una denuncia? -quiso saber más para contarle a Minerva.
-¿Cómo voy a saberlo? -pregunto su madre de mala gana.
-Preguntándole a Clarissa. -sonrió con burla pero ella ya había agarrado su celular así que no se molesto en mirarlo- Saldré, nos vemos más tarde. -se despidió y salió apresurado.
-¿A dónde vas? -su madre alzó la voz esperando que la escuchará pero Julián la ignoro.
Una vez en la calle volvió a mirar a la casa de Minerva antes de empezar a caminar hacia el escondite. Camino derecho unas cinco cuadras, luego dobló a la izquierda en dirección al sector de árboles similar a un pequeño bosque en medio de la ciudad y se detuvo unos minutos antes de cruzar las vías para llegar a destino.
Siempre que iba le gustaba detenerse y desde lejos poder apreciar más del lugar. Cuando se mudaron su padre trabajo ahí cinco años hasta que tuvieron que trasladarse a otro en mejores condiciones. En el pasado había días en los que él solía acompañarlo y se perdía descubriendo cada sitio. Ahí nació su interés por los trenes y encontró su lugar que llamó: el escondite.
Después de cruzar las vías se dirigió al vagón número 3 entre 5 y abrió la puerta para poder entrar. No tardo en sentir el olor a tabaco y volteo encontrándose a Minerva fumando un cigarrillo.
-¿Fumas? -pregunto con sorpresa, sin imaginarselo previamente.
-¿Después de verme destrozar un auto como una demente lo que te sorprende es que fume? -ella respondió con otra pregunta.
-No lo dije yo, lo dijiste tú. -se refirió a la palabra que acababa de elegir para describirse a ella misma.
No obtuvo más que una sonrisa como respuesta y tomo asiento a su lado. Considerando que tal vez él también fumaba Minerva le extendió el cigarrilo ofreciéndole una calada.
-Paso. -Julián lo rechazó sin aclarar que fumaba otras cosas- Tengo noticias. -recordó la información que le había quitado a su madre- Creen que al auto de tu padre lo hicieron pedazos en un intento de robo. Estas salvada.
-Ya lo sabía. -Minerva comentó con tranquilidad- Hablé con mi madre antes de que llegarás, ella cree que dormí en la casa de mi mejor amiga.
-Tienes suerte. -pensó él analizando la situación- ¿Y cuándo vas a volver a tu casa?
-¿Me estás echando? -ella tiro los restos del cigarrilo y volteo a mirarlo mal sintiéndose ofendida.
-No. -respondió tajante y rodeo los ojos- Sólo pregunto, estás en mi escondite.
-Me gusta este lugar.-Minerva confesó y volvió a mirarlo con detenimiento.
Julián se tomo el atrevimiento de mirarla de igual manera que ella miraba el lugar, y supo por el brillo en sus ojos que decía la verdad.
-De todas maneras ya me iba. -ella se puso de pie y sintió incomodidad a la hora de despedirse- No quiero ser pesada, pero debo agradecerte por tercera vez.
-No lo hagas más. -él suplicó amablemente y también se levantó- Te acompaño a casa, dudo que recuerdes el camino.
-Está bien.-Minerva acepto dándole la razón y se acercó a la puerta para salir del vagón dando un salto.
Su vecino fue detrás de ella y camino adelante para guiarla. Caminaron en silencio y al llegar a la altura de sus casas se separaron cada uno por su vereda, esta vez a diferencia de las anteriores se dedicaron una mirada de complicidad y luego entraron a sus casas.
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Daddy Issues
Teen FictionTerminada. Adoro que tengas problemas paternales, yo también los tengo. 《N°10 en #DaddyIssues de entre 96 historias》 《1 en #ProblemasPaternales de entre 10 historias》