Realmente estaba arrepentida y había aceptado soportar el castigo de sus padres, pero Minerva decidió cambiar de opinión respecto a lo segundo. Hablo con sus amigas y quedaron en ir al centro comercial después de la escuela. Así lo hicieron al terminar el horario escolar y pasaron la tarde mirando vidrieras hasta que el hambre las llevó a uno de los sitios de comidas menos recurridos del lugar. Ellas tampoco querían estar ahí porque solía haber más adultos que gente de su edad, pero era el único libre de una interminable fila de gente.
Entre las tres pidieron una pizza y mientras comían conversaron de todo y nada. En el momento en que Minerva dejo de prestarles atención la conversación trataba sobre chismes de famosos, cosa que no le aburría, pero ver a aquella mujer llamó más su atención.
La madre de Julián estaba en el lugar acompañada de un hombre. Minerva se preguntó en qué momento habían llegado porque no los vio, supuso que estaban ahí desde antes de que ella llegará con sus amigas y que Carla tampoco la había visto. Confirmó su suposición cuando su vecina se puso de pie y se despidió de su acompañante con un cariñoso beso en los labios.
—¿Estás bien? —Evie se dirigió a Minerva al verla inmóvil por la sorpresa.
—Sí, creo que se me cayó un aro. —ella mintió rápidamente para agacharse fingiendo que buscaba algo y evitar que Carla la vea al pasar.
—No tienes aros puestos. —recordó Ivette.
—Oh, cierto. —Minerva volvió arriba al ver que la mujer ya se había ido y le sonrió a sus amigas intentando disimular.
Tanto Evie como Ivette se quedaron mirándola con preocupación por como estaba actuando, pero Minerva no les prestó atención mientras en su cabeza creaba un plan. Finalmente logró hacerlo, buscó en su mochila un cuaderno y un lápiz, y se puso de pie dispuesta a alejarse unos minutos.
—Necesito hacer algo, esperen aquí. —le pidió a sus amigas antes de irse a la mesa donde la madre de Julián había estado y aún se encontraba su amante.
El hombre de tez blanca y barba de tres días se quedó mirándola buscando entender por qué había una adolescente parada frente a él sin quitarle los ojos de encima.
—Hola. —Minerva habló nerviosa— Espero no molestarlo, quería saber si puedo hacerle una entrevista para la escuela. —mintió perfectamente y hasta logró sonreír con inocencia.
—Por supuesto. —él aceptó amablemente.
—La entrevista es para conocer más sobre la gente de aquí y saber de sus profesiones, luego juntamos todas y vemos los puntos en común. —ella agregó tomando como referencia una tarea real que tuvo hace años.
—Interesante. —comentó él— Pues, estoy dispuesto a responder.
—Comienzo a hacer pregunta por pregunta. —avisó Minerva y acomodó su cuaderno para anotar— ¿Cuál es su nombre?
—Jeremy Foster. —él respondió de inmediato.
—¿Cuántos años tiene? —ella agregó otra pregunta mientras escribía.
—40 años. —Jeremy respondió en medio de una risita.
—¿Vive aquí? —Minerva continuó preguntando.
—Sí. —él se limitó a afirmar.
—¿A qué se dedica? —ella soltó la tercera pregunta.
—Soy ingeniero comercial. —respondió Jeremy luego de darle un sorbo a su café.
—¿Su trabajo le permite mantener la economía de su familia sin dificultades? —Minerva formo la pregunta con dificultad.
—Estoy divorciandome y tengo un sola hija, por lo cual no tengo ninguna dificultad. —él le facilito más información de la deseada.
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Daddy Issues
Teen FictionTerminada. Adoro que tengas problemas paternales, yo también los tengo. 《N°10 en #DaddyIssues de entre 96 historias》 《1 en #ProblemasPaternales de entre 10 historias》