Capítulo 17

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Julián intentaba darle clases de guitarra a Minerva y ella ocupaba toda su atención en él, pero no en lo que decía. Simplemente observaba sus rasgos y gestos de una manera que a su parecer era extraña. Lo sentía así porque nunca antes había gustado tanto de una persona, y la situación la tomaba por sorpresa. Observó sus cortos rizos, bajo a sus gruesas cejas, luego a sus oscuros ojos, a su pequeña nariz, y finalmente llegó a sus carnosos y rojos labios.

—¿Entiendes? —Julián preguntó sonriendo de lado.

—Eh, sí. —Minerva mintió y asintió exageradamente.

—¿Qué acabo de decir? —insistió él acercándose a su rostro.

Ella no podía mentir así que optó por darle un beso pero antes de que pueda hacerlo su celular comenzó a sonar y los interrumpió. Rápidamente lo busco para ver que se trataba de una llamada de su padre y contestó preocupada.

—¿Minerva? —su padre habló primero.

—Hola papá —Minerva saludo con pocas ganas y aprovechando que no la veía rodo los ojos.

—Necesito un favor. —él solto sin vueltas— Tengo una reunión en una hora y olvide unos expedientes muy importantes en casa.

—¿Y qué puedo hacer yo? —esta vez ella lo interrumpió.

—Traerlos a mi oficina. —su padre ordeno al fin- Por favor. —-agregó antes de recibir una respuesta.

—Está bien. —Minerva aceptó aun sin querer— Envíame un mensaje para saber donde encontrarlos.

—Ok, gracias. —él se limitó a hablar y colgó.

Minerva guardo el celular y volvió a Julián con un mohín en los labios. Él se quedo mirándola y espero que hablará.

—Tengo que irme. —ella avisó adelantándose a su pregunta.

—¿Sucedió algo? —Julián preguntó de todas maneras.

—Mi padre necesita que llevé unos papeles a su estudio. —Minerva respondió en queja.

—¿Quieres que te acompañe? —él se ofreció amistosamente.

—Sí. —ella pensó en voz alta con timidez— Pero, debo ir a buscarlos a mi casa. —recordó e hizo una pausa— ¿No hay problema en estar cerca de tus padres?

—No te preocupes por eso, seguramente están en el trabaio. —Julián le resto importancia y se puso de pie dispuesto a acompañarla.

—Gracias. —Minerva agradeció regalandole una sonrisa y salieron juntos del vagón.

Caminaron a la par manteniéndose en silencio hasta llegar a las esquinas de sus casas. Julián decidió esperar ahí y Minerva corrió a su casa para buscar los papeles rápido. Una vez dentro volvió a mirar su celular y encontró un mensaje de su padre.

"Los papeles están en una carpeta azul dentro del primer cajón en mi mesa de luz." explicaba con detalle. Tal como lo indicó Minerva busco los papeles y al encontrarlos los sostuvo bajo brazo mientras volvía a salir de casa. Se apresuro a reencontrarse con Julián y juntos nuevamente fueron a la parada del autobús que los llevaba al estudio del padre de Minerva.

Cuando pudieron subir tomaron asiento uno al lado del otro y Minerva saco sus auriculares deseando escuchar un poco de música. Conecto los cables al celular y le presto uno a Julián compartiendo lo que ella consideraba sus tesoros. Una canción que le encantaba comenzó a sonar y él no pudo evitar detenerse a pensar en algunas frases hasta relacionarlas con ellos dos y la etapa de sus vidas por la que estaban pasando.

—Me gusta esta canción. —confesó dirigiéndose a su acompañante.

—A mí también. —comentó Minerva— Daddy Issues, The Neighbourhood. —dio nombres de la canción y sus creadores.

Después de aproximadamente 10 minutos llegaron al edificio donde se encontraba el estudio jurídico al cual pertenecía el padre de Minerva y la misma los dirigió hacia ahí sin recordar muy bien el camino. Subieron dos pisos en el ascensor y al bajar caminaron al frente encontrándose con la recepcionista.

—Hola —Minerva saludó amablemente— Soy hija del doctor Dugés, vine a traerle unos papeles.

—Espérame unos segundos. —pidió la mujer y abandono su lugar para entrar en la puerta a su izquierda.

Minerva y Julián obedecieron permaneciendo parados y con la mirada perdida en aquella puerta. Como lo dijo la primera mujer la espera sólo sería de unos segundos y otra mujer salió a recibirlos. En este caso no era una desconocida, los ojos de ambos ya habían visto a la deslumbrante rubia de senos grandes y caderas anchas. Inmediatamente Minerva y Julián la reconocieron, y se dedicaron una corta mirada.

—Buenas tardes. Mi nombre es Kelsey Lyn, soy la secretaría del doctor Dugés. —se presentó profesionalmente, escondiendo algo que las personas enfrente suyo ya sabían. No era sólo la secretaría de Paul, también era su amante.

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