28 Un guía, una travesía parte 3

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Los heraldos estaban desconcertados, aquella masacre tan imprevista no les dio oportunidad de entender de qué lado estaban en esa guerra en la que se habían cruzado. Nadie hablaba, ninguno de los cuatro. La marabunta de pasos retumbantes ignoró y evadió al evocatto; el objetivo era claro, iban por el aguardia de ojos de plata. Mentor siguió volando sin saber cómo reaccionar.

Guepardo y Ostra intentaron detener a Halcón, pero lo único que consiguieron fue arrancarle un brazo a cambio de perder ambos la cabeza. Al verse rodeado y superado por la multitud, el de la luz plateada ya no pudo hacer más y dejó de existir tras una oleada de puñetazos y patadas. Al esfumarse la luz argentina los aguardias siguieron cantando y se desplazaron lentos y torpes hacia la escalera. No hacía falta un doctorado para entender lo que sucedía, el nuevo objetivo eran los acompañantes del evocatto. Un disparo de adrenalina alejó a Mateo de su embelesamiento, le dilató las pupilas, aclaró la garganta y retonificó sus piernas adoloridas; estaba listo para la huida. Mentor sintió un vacío espectral en el estómago, dio media vuelta y quiso acercarse.

–La plaza no dejas –corearon los aguardias, interrumpieron la canción y ahora apuntaban a Mentor con sus puños encendidos por el fuegodemorado.

–Tienes que acabar la prueba Mentor –gritó Mateo desde la escalinata, el joven había guardado a Älva y ahora cargaba a Tepec; estaba a punto de correr–, estaremos bien. Tú encárgate de la prueba.

Mentor vivió un duelo mortal entre concluir la prueba y huir para ayudar a Mateo; el cual terminó cuando comprendió que si no terminaba el viaje a través del kidemzoograma, Mateo nunca estaría realmente a salvo. A Mentor no le quedó de otra, así que asesinó los deseos de declinar en la prueba y apartó la vista de sus amigos, dirigiéndola de nuevo a la plataforma que giraba frente a él. Los símbolos pasaban ahora más rápido que antes, aunque no tanto como su propia respiración. Fijó su agudeza visual en el zorro y cuando tuvo la oportunidad, se le lanzó.

El nivel siguió girando hasta que un gruñido crocante enganchó al zorro con el halcón

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El nivel siguió girando hasta que un gruñido crocante enganchó al zorro con el halcón. El fuegodemorado sumergió enseguida a Mentor en un nuevo mar de agonía, las llamaradas le arrebataron las plumas y lo revolcaron; se retorcía intentando atenuar el fuego y el dolor. Las flamas no le llagaban la piel, pero si el alma. Quizá por miedo, por vergüenza o por no verse débil ante unos compañeros que dependían de él ahora, pero ahogó un grito. Un grito que de haberse vestido con un manto sonoro, hubiera despedazado la esperanza y sepultado a todos en una fosa de miedo.

–La astucia arde como el fuego y huye como el viento, buscando que los ríos de la vida siempre fluyan a su favor.

Una vez más la dulce voz femenina resonó sólo para él. Más rápido de lo que pudo creerlo se incrustaron entre sus ojos y sus memorias los momentos en que había cambiado abruptamente de forma para ayudar a Mateo. Cada transformación siempre fue elegida pensando en aprovechar sus habilidades naturales.

La Flor de SynárahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora